Hay una explotación ilegal de carbón en el Cerro de La Bandera, en el perímetro suburbano de Cali. Se ha pedido el cierre de las minas, pero aún no ha sido posible lograrlo.
| Por: Elpaís.com.co
El panorama de riesgos mineros del país no es nada halagador. La explosión de una mina de carbón en Sardinata (Norte de Santander), que dejó 21 muertos y 4 heridos, puso sobre la mesa de nuevo el debate sobre la seguridad industrial para la explotación de productos minerales bajo tierra.
El principal problema es que la mayoría de las cerca de seis mil minas que hay en Colombia son ilegales, no tienen permiso del Estado, lo que quiere decir que es muy probable que no cumplan con todas las normas de seguridad industrial requeridas en esa labor.
A ello se agrega que el Ministerio de Minas sólo tiene 16 inspectores de seguridad para controlar unas tres mil minas legales en todo el país.
De hecho, el ministro Carlos Rodado Noriega dijo hace unos días que se requiere contratar una auditoría minera internacional que haga un barrido por el sector y para ello estima una inversión cercana a los $100.000 millones de pesos. “Los recursos humanos, técnicos y financieros son escasos”, dijo el funcionario.
De hecho, el ministro Carlos Rodado Noriega dijo hace unos días que se requiere contratar una auditoría minera internacional que haga un barrido por el sector y para ello estima una inversión cercana a los $100.000 millones de pesos. “Los recursos humanos, técnicos y financieros son escasos”, dijo el funcionario.
Pese a que no se conoce oficialmente un mapa de riesgo minero en el país, el experto Jorge Martín Molina, ingeniero de minas de la Universidad Nacional de Medellín, trazó un panorama de vulnerabilidad a instancias de El País.
El experto explicó que la minería donde hay más riesgo es la subterránea, la que se hace en socavones, más que la que se explota en superficie o a cielo abierto.
A su vez, de la minería subterránea, la explotación que mayor riesgo representa es la del carbón. En ese sentido, Molina identifica seis cuencas carboníferas en el país que son las más vulnerables. En su orden, ellas son: la cuenca del sur del Valle y el norte del Cauca; es decir, la zona de Jamundí, Timba y Suárez, municipio éste donde en octubre del 2007 ocurrió una tragedia que produjo la muerte de 22 mineros.
La segunda zona más vulnerable es Antioquia. Precisamente en junio del año pasado, una explosión subterránea cobró la vida de 71 mineros en un socavón del Municipio de Amagá, en ese departamento.
La tercer cuenca carbonífera de más riesgo en el país es Cundinamarca. En efecto, en noviembre del año pasado fallecieron cuatro mineros por explosiones en minas de Lenguazaque y Guachetá, en ese departamento.
Boyacá es la cuarta región más vulnerable, seguida de Santander en quinto lugar y la sexta área es Norte de Santander, donde esta semana se produjo la cruenta explosión en Sardinata.
Por otra parte, la explotación del oro constituye la segunda actividad minera de mayor riesgo en Colombia. En su orden, las regiones más vulnerables son Antioquia, Sur de Bolívar, Ginebra (Valle), Tolima, Nariño y Caldas.
El ingeniero Molina señala un tercer panorama minero de riesgo que es la explotación de esmeraldas en el altiplano cundiboyacense, sobre todo en Muzo y Otanche.
El ingeniero Molina señala un tercer panorama minero de riesgo que es la explotación de esmeraldas en el altiplano cundiboyacense, sobre todo en Muzo y Otanche.
En general, los riesgos que ofrece la minería subterránea en el país son las explosiones de metano o de polvillo de carbón y los derrumbes producidos por zonas inestables que desprenden grandes bloques de mina y aplastan trabajadores.
Las explosiones se producen porque no hay la suficiente aireación o ventilación para diluir el metano concentrado ni se trabaja con equipos a prueba de explosión debidamente adaptados. Cuando hay concentración de gas cualquier agente de ignición produce las explosiones.
Los derrumbes, a su vez, se producen porque no se estudian las condiciones geomecánicas de resistencia de las rocas y se hacen extracciones que no consideran los diseños adecuados, para que mediante diferentes estructuras se refuerce el sostenimiento de las rocas.
Además, en Colombia hay muchos accidentes de este tipo porque no se hacen estudios sobre las propiedades mecánicas de las rocas y suelos que ayuden a prevenir derrumbes, dijo Molina.
Esa es la diferencia para que, por ejemplo, en la más grande mina de EE.UU. que produce tanto como todas las minas de Colombia no haya un solo accidente.
Una actividad muy informal en el Valle
La explotación minera informal en el Valle del Cauca es preocupante. Lo que se observa durante la última década es que mientras los empleos formales generados por la explotación legal disminuyeron, los que genera la explotación informal crecieron.
Así lo advirtió el diputado Mario Germán Fernández de Soto, quien el año pasado hizo un debate sobre la minería regional.
Advirtió que en el año 2000 se reportaron en la región 23 empresas de carbón con 2.510 empleos directos. Pero tres años después sólo quedaban seis empresas y 300 empleos. Entre tanto, la explotación informal que hace una década generaba 98 empleos en el último año ofreció 790.
Las minas ilegales de carbón se han detectado en Cali, Jamundí y Yumbo; las de materiales de construcción en Cali, Palmira y Buga y las de oro en Buga, Ginebra, Guacarí y Buenaventura.
Ingeominas, por su parte, reportó que en el Departamento hay 412 títulos mineros 48 de ellos en Yumbo, 43 en Jamundí y 40 en Cali. Pero también forman parte del distrito minero regional los municipios de Buga, Buenaventura, Ansermanuevo, Palmira, Obando, Ginebra, entre otros.
La mayor explotación minera regional es de materiales de construcción con 222 permisos, el de carbón con 36 y el de materiales de arrastre con 26 títulos.
Pero Ingeominas reportó otras 503 solicitudes de explotación minera, 175 de ellas para metales preciosos y sólo 18 para carbón. Eso va en consonancia con lo que pasó en la zona de Zaragoza donde la fiebre del oro hizo que llegaran unos cuatro mil mineros, retroexcavadoras y que se dañara la cuenca del río Dagua. La fiebre del oro dejó 19 muertos.
Entre el 2005 y el 2010 en el Valle se presentaron 14 emergencias en minas que dejaron 9 muertos y 3 heridos
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