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jueves, 6 de enero de 2011

El sentido de la cultura del cambio climático


Lisandro López Martínez


Las asimetrías, las pugnas discursivas y las confrontaciones por el significado de Cambio Climático Mundial para ser medido en el espacio ciudadano tiene relación con una novedosa instancia de movimientos culturales.


Aquellos no deben entenderse, sin embargo, solamente como sustancias o mosaicos de fragmentos del discurso ciudadano alrededor del cambio climático, sino como discursos emergentes de tres tipos de procesos:


El primero, es el de la crisis y deslegitimación de las instituciones gubernamentales (entre ellas y especialmente aquellas instituciones dirigidas a la Educación Ambiental); el segundo, el socavamiento por parte de sucesivas y diversas políticas ambientales neoliberales que han desarticulado la visión holística acerca del hecho ambiental; el tercero, el proceso de atomización de diversos modos de enlazarse ciudadanamente el problema ambiental y actuar mas allá de las estipulaciones de un nuevo Contrato con la Naturaleza y construir un escenario de Acción Comunicativa según Habermas, en donde la educación ambiental debe tener un inmenso protagonismo.


Específicamente, es necesario remodelar que la Educación Ambiental (como una serie de anudamientos significativos) y la percepción de la crisis ambiental (como agenciamiento de control simbólico) escrita alrededor del Cambio Climático, se ven permanentemente desafiados por lenguajes y discursos provenientes de otros campos , de otros sectores, de otras economías y de otras percepciones que nacen no solamente del campo mediático, sino también ,de los grupos económicos, grupos políticos, grupos de asociaciones no gubernamentales, grupos callejeros y grupos comunales; percepciones juveniles, percepciones ciudadanas y desde luego, las miradas científicas.


Para abordar esas asimetrías y confrontaciones discursivas, es necesario hacer, al menos, dos grandes apuestas. El primero, es que somos sujetos en y de esa cultura en conflicto. De tal suerte, nuestras prácticas ambientales y sus procesos culturales pueden entenderse en la “dualidad” expresada por Bourdieu (1991) de la “investissement”: como inmersión en la cultura, en este caso ambiental, y, como inversión en ella. La pluralidad de las prácticas y procesos (sumergidos en las diferencias culturales, pero al mismo tiempo y a la vez, momentos de inversión en esas mismas culturas) construyen saberes y sujetos en una época de crisis ambiental, preestablecidos en el consumo desenfrenado.


En segundo lugar, necesitamos reconocer que los distintos espacios sociales emergentes de las últimas décadas, productos de capitales oscuros que han permeado a nuestras ciudades y países, hablo especialmente de los latinoamericanos, resultan creadores de sujetos y productores de sentidos y saberes ambientales, aunque de manera superficial, intrascendente y poco nacionalista; lo que contribuye a percibir esas estructuras de sentido y de formación de sujetos como totalmente carente de amabilidad ambiental y de riqueza ecológica.


Como resultado, es imposible observar de manera asertiva los conflictos discursivos alrededor del Cambio Climático mientras mantengamos una cultura de la desinformación en forma de manipulaciones que reproducen agendas que esconden intereses oscuros. El problema central para describir los conflictos ambientales derivados del Cambio Climático es el de las pugnas culturales por el sentido.


Para avanzar, es preciso aclarar que cuando hablamos de Educación Ambiental hacia el Cambio Climático nos referimos a un conjunto de prácticas, saberes y representaciones producidas y reproducidas a partir de instituciones gubernamentales y no gubernamentales, formales o informales, de carácter ciudadano y/o comunitario.


Pero también incluye las modalidades de comunicación y transmisión de saberes para poder actuar socialmente (más allá del espacio del espacio educativo tradicional) que deben operar con la “lógica” educativa. En este sentido, una Cultura hacia el Cambio Climático es una forma de producción, transmisión y reproducción que tiende a la organización racional ambiental de la vida social cotidiana.


Una Cultura hacia el Cambio Climático, entonces, cambia desde la cotidianidad social, imprimiendo en ella formas de orden y control de prácticas, saberes y representaciones que toman distancia de los ámbitos tradicionalmente identificados como ambientales.


llopezmar15@hotmail.com


http://www.eldiario.com.co/seccion/OPINION/el-sentido-de-la-cultura-del-cambio-clim-tico110105.html

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