El Ayuntamiento de Valencia mide la huella de carbono de sus vecinos. Ramón-Llin aboga por un cambio de hábitos
Para realizar el cálculo de la huella, técnicos y expertos medioambientales estimaron, basándose en sencillas preguntas sobre hábitos de alimentación, productos de consumo, movilidad y gestión de residuos, cuál es la huella de carbono de cada persona.
En función del resultado, se entregó a los participantes unos folletos de color verde, amarillo, y rojo, dependiendo de las emisiones totales de CO2 estimadas, así como pautas y consejos sencillos para poner en práctica y así mejorar la calidad medioambiental y frenar el cambio climático.
La iniciativa se enmarca en la línea de concienciación y sensibilización social que lleva a cabo la Concejalía de Calidad Medioambiental para conseguir la reducción de gases contaminantes y en el Pacto de los Alcaldes, la principal red europea de ciudades frente al cambio climático a la que Valencia se adhirió en 2008.
Ciudad más limpia
Las emisiones de CO2 a la atmósfera en la ciudad de Valencia se han reducido un 8 por ciento, y concretamente el transporte ha disminuido sus emisiones un 18. Este descenso, que se refleja en los últimos datos registrados, compara las cifras entre 2007 y 2010, «es consecuencia de las acciones emprendidas por el Ayuntamiento con la colaboración de los ciudadanos», según la concejala de Calidad Medioambiental.
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