Hay ocasiones en las que los trabajadores no pueden utilizar sistemas convencionales de apoyo (escaleras o andamios) para realizar sus labores, porque éstos dificultan la realización del trabajo, además de que su uso conlleva un mayor riesgo de sufrir un accidente laboral. Así, cuando hay que trabajar en fachadas de edificios, dentro de pozos, en puentes, etc., los empleados tienen que optar por realizar trabajos verticales, es decir, trabajar suspendidos en el aire (empleando un soporte con arnés, cuerdas, anclajes y otros dispositivos) para poder acceder mejor a la zona en la que se tiene que actuar.
Este sistema de trabajo conlleva riesgos como choques contra objetos inmóviles, caída de objetos, caída en altura, trastornos músculo-esqueléticos por realizar movimientos repetitivos y por adoptar posturas forzadas, así como problemas de circulación sanguínea, en parte por la presión que ejerce el arnés sobre las extremidades inferiores. Si sus empleados realizan este tipo de trabajos, difunda entre ellos las siguientes cinco buenas prácticas que les permitirán trabajar con más seguridad y confort:
- Los trabajos verticales deben realizarse siempre entre al menos dos operarios que hayan recibido la formación específica y el entrenamiento necesario.
- Cuando las tareas duren más de 30 minutos, hay que utilizar un asiento con arnés integrado, diseñado para realizar estas labores.
- Las herramientas tienen que colocarse de tal forma que el peso se distribuya proporcionalmente para evitar desequilibrios de carga cuando el operario cambia de postura. Es preferible que las herramientas se sujeten al arnés, directamente al asiento o a una cuerda auxiliar.
- Para relajar los músculos se recomienda descender cinco minutos por cada hora de trabajo en altura. Durante estos pequeños descansos pueden realizarse estiramientos suaves para que no se produzcan sobrecargas musculares.
- Para favorecer la circulación sanguínea hay que mover las piernas de forma continua y utilizar los salientes de las fachadas para apoyar los pies. Además, hay que suspender los trabajos si se tienen nauseas, se incrementa el ritmo cardiaco, se producen dificultades respiratorias o sensación de hormigueo en las extremidades.
A la hora de elegir el material necesario para realizar trabajos verticales, las empresas se encuentran con la dificultad de que no existen requisitos normativos referidos al diseño del asiento. Para elegir el modelo más ergonómico y confortable, tenga en cuenta las especificaciones del Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), que ha propuesto dos nuevos prototipos de asiento:
El primer diseño parte de un asiento con arnés integrado en el que la anchura del asiento es regulable, tiene una profundidad de 110 mm, cuenta con un respaldo extraíble y con un reposapiés tipo estribo.
El primer diseño parte de un asiento con arnés integrado en el que la anchura del asiento es regulable, tiene una profundidad de 110 mm, cuenta con un respaldo extraíble y con un reposapiés tipo estribo.
El segundo diseño es más innovador y permite acerca más el cuerpo del operario a la fachada. En él se adopta una postura semisentada, se apoyan las piernas sobre una base rígida antideslizante y el sistema cuenta con unas ruedas que permiten desplazarse verticalmente por la fachada.
¡Atención! Quizás en su empresa no se lleven a cabo trabajos verticales, pero sí cuente con trabajadoras embarazadas, empleados que realizan actividades en ambientes térmicos extremos, que puedan sufrir situaciones de violencia y agresiones…
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No. 46
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