Publicado 13 de Agosto de 2010 Sin comentarios
La contratación de trabajadores jóvenes (entre 16 y 25 años) aumenta considerablemente en los meses de verano, y es que la necesidad que tienen algunas empresas de incrementar su plantilla coincide con la incorporación al mercado laboral de estudiantes recién titulados y de jóvenes que desean reforzar sus conocimientos a través de prácticas formativas. Un joven suele afrontar su primera experiencia laboral lleno de entusiasmo, ilusión y ganas de trabajar y aprender, pero también con inmadurez física y mental, miedo a preguntar, falta de sensación de peligro y de experiencia que le llevan a subestimar o no reconocer los riesgos y que, en definitiva, le sitúan en una situación de máxima vulnerabilidad frente a los accidentes laborales.
Los trabajadores jóvenes (entre 16 años -edad mínima legal para poder trabajar- y 25), son un colectivo al que los empresarios deben prestar especial protección y supervisión, por su mayor vulnerabilidad a sufrir un accidente como consecuencia de sus características personales: falta de experiencia y de madurez, no reconocimiento de las situaciones de riesgo, desconocimiento del entorno de trabajo…
Los estudios confirman que uno de cada tres accidentados en su puesto de trabajo tiene menos de 25 años. Algunas empresas no se quedan de brazos cruzados ante este dato, sino que desarrollan programas pioneros para proporcionar a los jóvenes el plus de seguridad que necesitan en su trabajo. Es el caso de una escuela alemana dedicada a la formación de aprendices, sobre todo del sector industrial, destacada por la EU-OSHA. La escuela detectó que los estudiantes más jóvenes sufrían con frecuencia accidentes al realizar tareas básicas como soldar, taladrar, etc., por lo que desarrolló un programa dividido en cuatro partes: en la primera, los alumnos de los últimos cursos comparten las lecciones aprendidas, fruto de la propia experiencia, con sus compañeros y entre todos discuten las medidas que hubiesen podido evitar esos incidentes o accidentes. En la segunda, se forma un grupo de trabajo en el que los aprendices desarrollan un proyecto sobre un tema relacionado con la seguridad y salud en su profesión. La tercera parte consiste en presentar el proyecto a los instructores y tras la presentación, entre todos los estudiantes, se hacen correcciones y matizaciones. Finalmente, los aprendices tienen la oportunidad de exponer sus trabajos a profesionales que cuentan con años de experiencia en el sector, que a su vez comparten con ellos sus puntos de vista y recomendaciones. A través de este sistema, la escuela ha conseguido recudir un 88% la siniestralidad entre estos alumnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario