Según indicó ayer a DV el jefe de Inspección de Gipuzkoa, Juan Ramón Tabernero, en los nueve primeros meses de 2009 -últimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo- se realizaron un total de 4.897 inspecciones en los diferentes sectores y se detectaron 267 infracciones en las que estaban involucrados 767 trabajadores.
Aunque no existen cifras desglosadas por sectores, la mayoría de las actuaciones y de las infracciones se registraron en la construcción, que se ha convertido en un sector prioritario de actuación tanto para la Inspeccción de Trabajo como en los planes que está elaborando el Gobierno Vasco en materia de seguridad y salud laboral. De hecho, Tabernero explicó que «se visitan proporcionalmente más las obras de construcción que el resto de sectores».
Tabernero intervino ayer en la segunda jornada del Congreso sobre Prevención de Riesgos Laborales en la Construcción que se ha desarrollado en San Sebastián, organizado por Osalan. Disertó sobre las responsabilidades administrativas del promotor, coordinador, contratistas, subcontratistas y comunidades de propietarios, así como del recargo de las prestaciones.
Respecto a la siniestralidad en la construcción, el jefe de Inspección de Gipuzkoa se mostró partidario de tener en cuenta el índice -número de accidentes por población ocupada- y su evolución a largo plazo. «Ahí sí se ha registrado un descenso significativo en los últimos años», subrayó.
No obstante, indicó que aunque se ha dado un salto cualitativo importante desde que se aprobó la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, todavía queda mucho por hacer, ya que sigue faltando cultura empresarial en materia de seguridad y salud laboral. «No estamos al nivel de otros países avanzados, como Alemania», remarca.
Explicó que los principales incumplimientos que se producen en la construcción son los materiales propiamente dichos, es decir, redes mal instaladas, que no estén certificadas, riesgos de caídas, de atrapamiento con máquinas, golpes, etcétera, así como los higiénicos, la exposición a sustancias químicas o los riesgos psicosociales que se acrecientan por las características propias de las obras, como son la alta temporalidad y la inmediatez.
Planificación incorrecta
Sin embargo, indicó que gran parte de esos accidentes de trabajo derivan de una planificación de la seguridad laboral incorrecta o falta de gestión preventiva corecta. «Muchas veces se emplean procedimientos incorrectos o no se gestionan de forma adecuada».
Es más, señaló que algunos estudios europeos apuntan que el 40% de los accidentes de trabajo se podrían evitar en fase de proyecto o planificación. Así, señala como ejemplo que aunque lo que se detecta a primera vista es que un obrero no lleva casco o tiene el arnés sin atar, el problema de fondo puede ser que no hay una formación correcta, además de que no se vela por el cumplimiento de las normas de seguridad y salud laboral. En este sentido, destaca la importancia de una buena coordinación en materia de seguridad laboral, una responsabilidad que recae en el promotor de la obra y que es fundamenal, sobre todo, cuando la cadena de subcontrataciones es muy amplia.
Apunta que las deficiencias en materia de gestión son muchísimas en la construcción. «Por sus particularidades se convierte en un terreno abonado, ya que al participar diferentes empresas la cultura empresarial en materia de prevención es heterogénea, además de la temporalidad y la falta de infraestructuras previas, entre otras cuestiones».
Gipuzkoa cuenta en estos momentos con catorce inspectores de trabajo y quince subinspectores, además de varios técnicos habilitados por Osalan para realizar determinadas funciones de inspección. Juan Ramón Tabernero considera que este personal es suficiente para el actual volumen de trabajo que existe en la construcción. No obstante, señala que la idoneidad del número de inspectores depende del nivel de control que se quiera establecer.
En este sentido, comenta que con una buena planificación, gestión y coordinación de la seguridad y salud laboral se reduciría mucho la labor de los inspectores, cuya labor debería destinarse a realizar un control sobre la gestión de la prevención, como ocurre en los países nórdicos, y no a una labor absolutamente vigilante de las condiciones de seguridad, como se realiza ahora.
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