La violencia en el trabajo comprende las agresiones físicas, las conductas físicas o verbales amenazantes y/o intimidatorias y los ataques o agresiones de carácter psíquico, ya sean momentáneas o reiteradas, que pueda sufrir el trabajador en circunstancia relacionadas con el trabajo.
La violencia en el trabajo puede ser interna (entre personas que trabajan en la empresa) o externa, cuando intervienen personas ajenas a la empresa (usuarios de los servicios, proveedores, público en general...).
La VI Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo (2007) ha puesto de manifiesto que las formas de violencia en el trabajo más frecuentes son la violencia efectuada por personas no pertenecientes al lugar de trabajo (público, empleados de otras empresas, etc.) que el 3,8% de los trabajadores manifiesta haber padecido en los doce meses anteriores, seguida por la discriminación por nacionalidad (1,1%) y la discriminación sexual (0,9%).
La VI Encuesta Nacional evalúa también la frecuencia de los casos de violencia psíquica de carácter interno (habitualmente llamada acoso), concluyendo que, según se adopte un criterio restrictivo o un criterio amplio, el porcentaje de trabajadores afectados en los últimos doce meses oscila entre el 1,4 y el 2,9%, con escasas diferencias entre sectores de actividad. Es la forma más extendida de violencia en el trabajo. El acoso afecta más a personas jóvenes (menores de 45 años), mujeres y en las empresas de más de 250 trabajadores, pero las diferencias son pequeñas (el nivel máximo es del 5,1% en empresas grandes aplicando el criterio poco restrictivo).
El acoso puede ser de cuatro tipos: discriminatorio, sexual, moral e institucional y su prevención exige determinadas actuaciones preventivas, así como que la empresa se dote de protocolos de actuación frente a cualquier situación de violencia que se detecte.
El resumen del tema en:
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