Advierten que la medida oficial pone en juego 45.000 empleos en la región
La Cámara de Industriales de Guayana también señaló que los efectos pueden extenderse a todo el sector manufacturero (AP/Archivo)
El plan de ahorro de 558 Megavatios que el Gobierno aplicará en las industrias básicas coloca más dudas al futuro de los industriales de Guayana y al sector manufacturero de todo el país.
"Ya estamos en una situación de supervivencia", expresó Fernando Goyenechea, presidente de la Cámara de Industriales y Mineros de Guayana.
Tal es el temor que desató la medida oficial y una hipotética paralización de las empresas básicas que hasta la deuda de 1.000 millones de dólares que estas tienen con los industriales privados de la región ha pasado a un segundo plano.
"La situación ahora está en otra magnitud, conceptualmente el problema es más grave", precisó Goyenechea.
A juicio del directivo, si a la merma de producción que mostraban estas industrias antes del plan de ahorro energético se le suma la parada parcial de hornos en Sidor y el cierre de 320 celdas en CVG Venalum, el panorama se oscurece y los efectos serán demoledores.
"Si las empresas básicas se paralizan, se paraliza Guayana. No hay forma de eludir la dependencia de esas empresas", afirmó Goyenechea.
Solo en Guayana, Goyenechea aseguró que están en peligro 45.000 empleos de pequeñas y medianas industrias privadas que prestan servicios en las industrias básicas.
Según explicó, se trata de 300 compañías que trabajan directamente con las industrias básicas a través de mano de obra, transporte y otros servicios. Asimismo, otras 600 están asociadas al sector comercial de Guayana.
Reacción en cadena Pero el impacto no se reduce allí. Lo que para el Gobierno nacional es una medida de urgencia para atenuar la crisis eléctrica, para Goyenechea puede generar consecuencias negativas en toda la industria nacional si finalmente se acentúa la contracción de la producción en ese conglomerado de empresas.
"Guayana dejaría de comer, pero el resto del país recibiría un golpe monstruoso", sentenció el representante de los industriales.
Su sentencia está sustentada en el hecho de que desde Guayana sale buena parte de la materia prima que emplean otras industrias en sus procesos productivos. El efecto no solo será para el país, pues los clientes internacionales de las empresas básicas se seguirán viendo afectados por la baja en los envíos de productos.
El mensaje de fin de año del presidente del Banco Central de Venezuela habla de una caída de 44,7% en las exportaciones no tradicionales, que se situaron en 3.326 millones de dólares al cierre de 2009. Entre otros factores, el descenso estuvo asociado a la reducción de los despachos al extranjero por parte de las productoras de metales comunes, además de los de químicos y cauchos, entre otros.
Por su parte, el economista José Guerra señala que los sectores productores de acero, aluminio y mineral de hierro aportan 7% del Producto Interno Bruto.
Sidor, Venalum y Alcasa -empresas básicas en las que se concentra el plan de ahorro energético- generan más de 23.000 empleos directos. Junto a los puestos de trabajo indirectos, en Guayana alrededor de 12% de la población ocupada depende de estas industrias.
En la siderúrgica conviven 7.100 trabajadores directos, mientras que otros 10.000 laboran a través de empresas contratistas. Entre tanto, Venalum y Alcasa tienen una nómina de 3.000 y 3.300 trabajadores respectivamente, según indicaron representantes sindicales.
Saldarán deudas laborales El ministro de Industrias Básicas y Minería, Rodolfo Sanz, señaló desde Guayana que los trabajadores de las empresas básicas no serán afectados por el cese de algunas áreas operativas de Sidor, Alcasa y Venalum.
"El Gobierno garantiza la estabilidad laboral de los trabajadores. No hemos despedido a ningún trabajador y no lo vamos a hacer", destacó el titular de ese despacho.
Durante una visita a Guayana agregó que antes de que finalice esta primera quincena de enero el Gobierno saldará las deudas que mantiene con los trabajadores.
En el transcurso de 2009 las industrias básicas sufrieron conflictos laborales que afectaron su productividad. Las deudas laborales, así como los reclamos de contratados para ser absorbidos por las empresas estatales colmaron el año.
Roberto Deniz / Suhelis Tejero Puntes
EL UNIVERSAL
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