La agencia oficial Xinhua advierte de que el cobro por las emisiones a toda aerolínea que opere en Europa “infringe la soberanía nacional”
La decisión del Tribunal de Justicia de la Unión
Europea (UE) de respaldar la inclusión de todos los vuelos que
aterricen o despeguen en Europa en el comercio de emisiones de CO2, que
obligará a las aerolíneas, incluidas las de fuera de la UE, a pagar por sus
emisiones a partir del 1 de enero próximo, amenaza con provocar una guerra
comercial entre Europa, por un lado, y Estados Unidos, China e India, por otro.
La reacción en Pekín al dictamen del tribunal, el pasado miércoles, ha
sido muy crítica. La prensa oficial ha advertido sobre la posibilidad de un
conflicto comercial, y el Ministerio de Exteriores ha instado a la Unión a
mantener nuevas conversaciones. La agencia oficial Xinhua ha asegurado que la
medida “infringe la soberanía nacional, viola los tratados de aviación
internacionales y conducirá a una batalla comercial” en el sector. Asegura que
“el plan es injusto porque carece de reconocimiento internacional y de apoyo a
la ley, e ignora los esfuerzos de otros países, en particular de los países en
desarrollo, para hacer frente a las emisiones de la aviación”. “Es una barrera
comercial en nombre de la protección medioambiental y asestará un golpe a los beneficios
de los pasajeros y la industria de las aerolíneas internacionales. Será difícil
evitar una guerra comercial”, ha señalado Xinhua.
Pekín pide El
Ministerio de Exteriores ha mostrado también su decidido rechazo a la
legislación europea, aunque lo ha hecho de una forma más mesurada. “China ha
expresado su posición a la UE muchas veces: que nos oponemos a que el lado
europeo imponga de forma unilateral” la tasa de emisiones a las aerolíneas,
dijo este jueves Liu Weimin, portavoz de Exteriores. “De hecho, muchos países
han manifestado su oposición al plan de la UE, y esperamos que el lado europeo
actúe con prudencia y adopte una actitud activa y práctica para consultar de
forma adecuada con todas las partes, incluida China, con objeto de abordar el
asunto”.
El tribunal europeo dictaminó en contra de un grupo de aerolíneas
estadounidenses y canadienses que denunciaron la medida porque, según dicen,
incumple varios convenios internacionales —entre ellos, el Protocolo de Kioto—,
supone un gravamen encubierto al combustible y vulnera el derecho internacional
porque aplica el régimen de derechos de emisión —que las aerolíneas deberán
comprar y entregar por sus vuelos con origen o destino en aeropuertos europeos—
más allá de las fronteras de la UE.
Más control de la calidad del aire
El Gobierno chino ha decidido aplicar a partir del año que viene baremos
más estrictos para medir en Pekín y otras grandes ciudades las partículas
pequeñas que contribuyen a la contaminación, aunque la publicación de los datos
de forma abierta es posible que no llegue hasta 2016, según informó la prensa
oficial.
El anuncio del Ejecutivo se produce después de la gran polémica que ha
generado la niebla tóxica smog, mezcla de bruma y
polución) que ha sufrido Pekín este otoño, y que llegó a provocar la
cancelación de cientos de vuelos. Mientras la embajada de Estados Unidos
calificó algunos días la calidad del aire que respiraban los ciudadanos de “muy
mala para la salud” o “peligrosa”, el departamento de control medioambiental de
Pekín hablaba de “contaminación ligera”. La legación norteamericana tiene su
propia estación de control y publica los datos tanto en su página web como en
el servicio de microblogs Twitter.
Estados Unidos clasifica la calidad del aire en función de las
partículas finas —las que miden 2,5 micras o menos de diámetro
(PM 2.5)—, mientras que Pekín solo pública los datos de las que son iguales o
menores a 10 micras (PM 10). Los científicos aseguran que la contaminación en
Pekín es causada principalmente por las partículas más pequeñas, que son más
peligrosas para la salud.
Las cifras estadounidenses han dejado en evidencia
a los responsables medioambientales chinos, que, ante las duras críticas de sus
ciudadanos, han decidido cambiar el sistema de medición e información. El
Ministro de Medio Ambiente, Zhou Shengxian, aseguró en el Diario del
Pueblo —órgano oficial del Partido Comunista Chino— que comenzarán a
medir las partículas de 2,5 micras, primero en las grandes ciudades y a escala
nacional en 2015, con el objetivo de que todas las localidades chinas hagan
públicos los datos a partir del 1 de enero de 2016
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