Hace dos años en Copenhague se prometió la creación de un fondo de 100.000 millones de dólares con el fin de contribuir en la adaptación y la mitigación del cambio climático para los países pobres.
Sin embargo, la incertidumbre sobre el futuro del Protocolo de Kioto y la poca voluntad política de los gobiernos de los países desarrollados hicieron que el fondo nunca se crease.
Ahora en Durban, durante la misma conferencia de cambio climático convocada por la ONU, se ha llegado con el objetivo de diseñar una propuesta que garantice recoger el dinero para luego establecer criterios con el fin distribuirlo.
Sin embargo, sorprende que Canadá haya decidido abandonar el protocolo de Kioto, invocando su derecho legal, tras considerar que el año entrante no logrará cumplir sus compromisos de reducción de emisiones, los cuales le obligan a registrar un 6 por ciento menos de las emisiones reportadas en 1990.
Según Peter Kent, ministro de Medio Ambiente canadiense, estima que al finalizar el año entrante su país tendrá emisiones de 28,8 por ciento por encima de las ocurridas en 1990, por lo tanto, piensa que es mejor retirarse antes de considerar opciones viables de reducción de emisiones.
Además, cree que dicho incumplimiento podría conducir a un pago de multas, las cuales calcula que podrían ser de 14.000 millones de dólares canadienses.
Las medidas que pudiese implementar Canadá con el fin de cumplir los compromisos, fueron puestas en magnitudes absurdas, queriendo demostrar su incapacidad de reducción, pero ocultando su creativa voluntad política. Por ejemplo, dijo el ministro Kent, que para cumplir los compromisos se deberían retirar todos los vehículos que circulan en el país o eliminar la calefacción en todos los edificios, lo cual puede ser absurdo,pero no reveló los impactos negativos que se generarían para el medio ambiente tras el desarrollo de los yacimientos petrolíferos de la provincia de Alberta, los cuales son considerados como uno de los mayores del mundo.
Al finalizar la Cumbre de Durban, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, declaró que acogía con beneplácito las decisiones sobre la extensión de Kioto para un segundo periodo de compromisos y la puesta en marcha del Fondo Climático Verde.
Entretanto, Greenpeace consideró que la cumbre fue un fracaso y destaca que la creación del Fondo es un tema viejo. Además, critica que los países bloqueadores, liderados por EE. UU., hayan conseguido incluir una cláusula que podría derivar luego en un carácter no vinculante legalmente, en el marco de un futuro acuerdo sobre cambio climático. También cuestionó a la Unión Europea, China e India, por no haberse unido con los más vulnerables para lograr avances reales.
Según Greenpeace, Canadá podría cumplir los compromisos de Kioto si compra emisiones por valor de 7.000 millones de dólares canadienses, es decir, la mitad del valor que estima el ministro Kent; y advierte que según estos resultados, será inevitable un cambio climático catastrófico, debido a que vuelven a triunfar los contaminadores.
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