Juan Carlos Sánchez, coganador del premio Nobel de la Paz 2007, y Alejandro Álvarez Iragorry, detallan la necesidad de que la población se prepare para lo que sucede y sucederá con la variación del clima.
Natalie García
Foto Diario LA VOZ
Desde el inicio del siglo XXI las eventualidades naturales se han incrementado en el país, en parte a causa del cambio climático
Aunque se le achaque a los gases de efecto invernadero y al calentamiento global las constantes variaciones del clima, muchos de los fenómenos meteorológicos que se han desarrollado en los últimos años en el planeta están más relacionados con la acción dañina del hombre sobre la naturaleza, explican los expertos en el tema.
Estudios como el de Juan Carlos Sánchez, coganador del premio Nobel de la Paz del 2007 y miembro del Panel Intergubernamental para el cambio climático, detallan que hay claras señales de estas incidencias en Venezuela.
Expone el profesor universitario de la cátedra libre sobre cambio climático -que se dicta en la Universidad Central de Venezuela-, que si bien es difícil determinar con exactitud cuáles hechos son producto de dicha variación, la repetición de eventos en un periodo específico de tiempo son una posible señal de que la naturaleza ha modificado su funcionamiento.
“El estudio que hicimos fue algo así como la incidencia de los eventos climáticos extremos (lluvias torrenciales, sequías), para tratar de diferenciar lo que es la variabilidad del clima naturalmente de lo que es cambio climático”.
El seguimiento del fenómeno hecho a 22 años mostró 14 eventos de importante magnitud como la ocurrida en Vargas en 1999; registrando un acontecimiento climático de similar característica cada 18 meses.
“Esa frecuencia tan alta pone en evidencia que somos un país vulnerable al cambio climático, y más porque hay muchas pérdidas humanas y pérdida de infraestructura”.
Además de este análisis, el especialista abordó en la misma investigación eventos menores. El hallazgo arrojó 1.400 manifestaciones atmosféricas a nivel nacional. “Cuando ponemos estos eventos en una línea de tiempo, si se tratase de una variabilidad natural tendríamos no una línea recta, pero no debería observarse una mayor dispersión de los datos, en este caso cada 2 ó 3 años la ocurrencia de eventos debería ser similar”.
Pese a ello esto no es así. El estudio reveló que en la última década, desde el comienzo del siglo XXI, “el número de eventos se disparó de una manera notable y apreciable. Con esto quiero decir que hay una señal que es distinta de la variabilidad natural, que diferencia el número de eventos normales”.
Comenta el profesor Sánchez que “es difícil atribuirle un solo evento a la variabilidad natural o al cambio climático. Eso no se puede hacer, lo que se puede hacer es agruparlos a todos en un período y ver si se pierde la constancia. Igual se puede hacer con las lluvias, con los aumentos de temperatura”.
Más calor
Con respecto a los niveles de calor, indicó que hay considerables variaciones. Según los registros, desde la década de los años 50 -siglo XX- hasta los días actuales, la temperatura promedio se ha incrementado en 3 grados centígrados; es decir, hace más calor que antes.
Ante esta realidad, Sánchez considera que es importante prepararse para lo que viene, y adaptarse de la mejor manera posible. Esto implica educación, pues el fenómeno se toma como algo lejano y ya todos los países lo están viviendo; la inversión en infraestructura y la preparación de políticas públicas en gestión ambiental que permitan atender situaciones de riesgo, son algunos de los pasos a seguir.
Realidad latente
Alejandro Álvarez Iragorry, biólogo y miembro de la Red ARA y del Foro para la Educación Ambiental, señala que es muy fácil hablar de la contaminación que genera la basura en Guayana -por poner un ejemplo-, pero cuando se trata de alteración climática el panorama se complica porque muchos ven el problema a largo plazo, mientras se trata de una realidad ineludible que está allí y calladamente se manifiesta.
“Es algo que parece a largo plazo, y es un problema de fondo, es un proceso científico complejo, no es fácil de explicar”. Aclara que “en Venezuela se ha hecho un manejo, más que técnico, mediático del cambio climático, que lo está haciendo varios actores; el año pasado hubo unas sequías muy fuertes, y en ambos casos (se) dijo que eso era culpa del cambio climático”.
No obstante, coincide con Juan Carlos Sánchez en que “no es fácil desde el punto de vista científico asumir que ningún cambio que ocurre es producto del cambio climático, éste genera variabilidad en el clima, pero no toda variabilidad es producto del cambio climático.
Decir que hubo lluvias y que eso es del cambio climático es jalar por los pelos una explicación que no tiene sentido”.
Acotó que es muy difícil determinar qué variables han sido modificadas por el cambio del clima y cuáles son producto de la acción del hombre, que considera, es el factor que más incide en las tragedias.
Indica el biólogo que estas manifestaciones atmosféricas no las verán las generaciones actuales, aunque “deberíamos estarnos preparando para combatir lo que viene”.
Detalla a su vez que la efectividad de los planes de defensa para lo que pasa y pasará a causa del clima, depende del manejo político que se haga del tema. En este sentido, dice que la estrategia del gobierno ha sido de confrontación, más que de aporte de un criterio que ayude a mitigar los efectos a nivel global.
Considera Álvarez que si bien Venezuela no contribuye en gran porcentaje a la producción de gases invernaderos, es mucho lo que se puede hacer a través de manejo eficiente de la gestión ambiental.
“Deberíamos tener una estrategia de adaptación, de cómo haremos para adecuarnos a los cambios que están ocurriendo. Con la estrategia de mitigación hay un tema complejo, somos un país pequeño, su contribución total -en gases de efecto invernadero- es pequeña, pero no puedes echarle la culpa al municipio Caroní por no manejar bien la basura si en tu propia casa no lo haces, entonces hay que comenzar por uno, por revisarnos nosotros mismos”.
Dar el ejemplo
Alejandro Álvarez Iragorry enumera algunas medidas ejemplarizantes con las que Venezuela puede contribuir al retorno del equilibrio natural: bajar la tasa de deforestación (es el décimo de Américas Latina con la tasa más alta), aplicar estrategias para tener un transporte público eficiente y así reducir el consumo de combustible.
También deben ejecutarse medidas de control en el consumo eléctrico, y en transformar el modelo de desarrollo para que haya un consumo de energía responsable.
En este apartado queda englobada la arquitectura, el aprovechamiento de la luz natural al máximo y la implantación en las construcciones de sistemas de aislamiento que permitan mantener frescas las estructuras, lo cual ayudaría a usar el aire acondicionado en la temperatura necesaria, ni más ni menos.
Arborizar las ciudades donde la temperatura promedio es cálida es otra manera de dar frescor a los espacios, así como la implantación de los techos verdes, un sistema donde se hacen siembras en el techado, logrando así disminuir la temperatura interna del espacio y aprovechando el agua de lluvia como riego natural.
* La convención de las Naciones Unidas sobre el cambio climático lo definió como “un cambio en el clima, atribuible directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad climática natural observada durante períodos de tiempo comparables”.
* Álvarez Iragorry: “Los cambios se van dando poco a poco, pero si no nos preparamos cuando nos demos cuenta del cambio, será tarde. Es decir, hay una condición que te hace tomar unas precauciones previas… tenemos gente valiosa de ambos lados, el problema es que ha habido un manejo político del tema y no técnico |
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