Nada menos que un "milagro" haría falta en la XVII Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP17) de Durban (Sudáfrica) para acordar un nuevo Protocolo de Kioto, según opina, en una entrevista con Efe, el director ejecutivo del Programa de la ONU para el Medioambiente (PNUMA), Achim Steiner.
"Sabemos que no se acordará un segundo Protocolo de Kioto en Durban, Eso sería un milagro", afirma Steiner, alemán de origen brasileño, en su despacho de la sede del PNUMA en Nairobi.
El director cree prioritaria la renovación del Protocolo, un acuerdo jurídicamente vinculante adoptado en 1997 en la ciudad japonesa de Kioto que fija objetivos para reducir la emisión de gases causantes del calentamiento global, ya que es "el barómetro político más importante" de la lucha contra el cambio climático.
Sin embargo, subraya, alcanzar esa meta será "uno de los asuntos más complicados" en Durban, donde representantes de casi 200 países se reunirán desde el 28 de noviembre hasta el 9 de diciembre para abordar esa gran amenaza para el planeta que es el cambio climático.
La consecución de ese fin urge porque el periodo de compromiso del Protocolo de Kioto expira en 2012, mientras los negociadores barajan, entre otras soluciones, el llamado enfoque "Kioto plus", que apuesta por establecer un segundo periodo de compromiso como parte de una transición hacia un marco global legalmente vinculante.
En la cumbre de cambio climático de 2009 en Copenhague (COP15), recuerda Steiner, "el mundo perdió la oportunidad de una transición suave entre Kioto 1 y Kioto 2", y ese importante fracaso representó "psicológicamente un gran revés".
"Los mismos factores que impidieron alcanzar un acuerdo en Copenhague siguen ahí", advierte el jefe del PNUMA.
Así, Estados Unidos, el mayor emisor de CO2 del mundo, sigue sin ratificar el acuerdo de Kioto, mientras que otra gran nación contaminante como China está excluida del Protocolo al ser considerada todavía un país en desarrollo.
Para Steiner, el "desafío histórico" es hacer que las dos potencias se suban al carro de Kioto, pues son "responsables del 40 por ciento de las emisiones del planeta", aunque "no están, de momento, en condiciones de colaborar y avanzar en ese terreno".
Los negociadores en Durban afrontarán otro reto complicado: la capitalización del nuevo Fondo Verde para el Clima, que debe servir de ayuda a los países más pobres para soportar el coste de la lucha contra el cambio climático.
En la cumbre del año pasado en la ciudad mexicana de México (COP16), los países se comprometieron a recaudar 100.000 millones de dólares al año a partir de 2020 para sufragar esos costes, si bien queda por determinar la fuente de esa financiación.
"Para mantener el impulso de Cancún -subraya el director ejecutivo-, avanzar en Durban en el tema de Fondo Verde para el Clima es esencial. Si no avanzamos en la creación de ese fondo, eso se interpretará como una señal muy negativa".
No obstante, concede, "el hecho de que esto tenga lugar en medio de una crisis financiera no es ideal", pues "psicológicamente es un fondo difícil de engrosar en estos momentos".
"El despegue del fondo -precisa- puede ser difícil por la crisis financiera, pero es una plataforma para que el mundo trabaje unido frente al cambio climático los próximos veinte o treinta años".
Preguntado si falta liderazgo político para impulsar ese proceso, el jefe del PNUMA dice apreciar "mucho liderazgo" a nivel nacional y cita como ejemplos Brasil, México y la Unión Europea (UE).
"Brasil -explica- ha demostrado liderazgo al reducir la deforestación en la Amazonía. Y la UE ya ha cumplido su compromiso de reducir las emisiones un 20 por ciento ante de 2020".
Steiner destacó también el "extraordinario esfuerzo de liderazgo" del presidente mexicano, Felipe Calderón, en la cumbre de cambio climático de Cancún, donde su diplomacia "llegó a todo el mundo".
"Lo que hay que ver -zanjó- es si hay suficientes líderes en el mundo que se tomen este problema con la seriedad que merece".
En Durban, Brasil y México pueden aportar su "credibilidad" para respaldar las negociaciones, si bien "es realmente Sudáfrica, como anfitrión, quien debe acercar posiciones".
Pese a las trabas que se prevén en la ciudad sudafricana, el responsable del PNUMA no vislumbra un escenario de "fracaso total", pues las expectativas son más modestas que en cumbres anteriores y nadie espera ahora ningún "avance histórico".
"Lo que Durban debe lograr -concluyó- es impulso y confianza", porque "habrá presión para demostrar que el proceso negociador internacional del cambio climático mantiene su relevancia y legitimidad
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