México, DF.- Las variaciones en la radiación solar son un factor importante para el estudio del clima en la Tierra, especialmente en lo que se refiere al estudio del cambio climático, señaló Blanca Mendoza Ortega, investigadora del Instituto de Geofísica de la UNAM.
La especialista en Física Solar señaló que, dado que el Sol constituye uno de los parámetros fundamentales que determinan el clima de nuestro planeta, los científicos se plantean que si su actividad entra en un estado de depresión de entre el 1 y el 2 por ciento, éste tendrá un impacto importante en la Tierra y su clima.
Hasta ahora, las mediciones muestran que durante los máximos de actividad solar se observa un aumento en la temperatura de la Tierra, especialmente en las regiones subtropicales.
Por otro lado, en la capa superior de la atmósfera terrestre, en estas mismas zonas subtropicales, se han observado vientos más intensos durante los periodos de actividad máxima del Sol.
Como parte de los estudios para conocer cómo la actividad del Sol podría impactar la temperatura de la Tierra, Blanca Mendoza y otros especialistas trabajan en un pronóstico del posible comportamiento de la radiación solar en los próximos 100 años.
Tomando información de las mediciones del polvo solar y el campo magnético del Sol hechas con satélites ubicados fuera de la atmósfera terrestre, Blanca Mendoza y sus colegas, han empezado a pronosticar que en estos años estamos ingresando en una nueva época de actividad solar disminuida secular.
“Nuestras predicciones indican que tendremos un nuevo mínimo de actividad solar, que le llamamos ‘del siglo XXI’ y que tendrá su fase mas profunda en el año 2034″, declaró.
La pregunta que surge, expresó, es qué impacto va a tener este nuevo mínimo de actividad y de radiación solar en la temperatura de la Tierra.
Lo que sí sabemos, advirtió, es que este nuevo mínimo solar no será suficiente para revertir el calentamiento de la Tierra, producido por la acción del ser humano. El efecto del hombre seguirá siendo el factor determinante en el cambio acelerado de la temperatura de la Tierra, recalcó.
La investigadora recordó que antes de la era satelital, los cambios en la radiación solar y el efecto que tienen en la atmósfera eran difíciles de detectar, ahora, dijo, con el uso de instrumentos de medición en el espacio, las variaciones pueden estudiarse y comprender que la radiación del Sol no es constante, como antes se pensaba, sino que presenta ciclos.
Las primeras mediciones de la radiación solar se realizaron, apuntó, en 1978, con los satélites Nimbus7 y desde entonces los científicos han estudiado las longitudes de onda de la radiación que llega a la Tierra y las interacciones con los gases de la atmósfera de nuestro planeta, como el ozono, el vapor de agua y el CO2.
El Sol, señaló, presenta periodos de actividad máxima y mínima y durante esos lapsos, la radiación que nos llega varía más o menos según la longitud de onda de que se trate.
Por ejemplo, la radiación de luz del espectro visible varía poco, pero en otras longitudes de onda muy energéticas, como el ultravioleta, la variabilidad llega a ser hasta del 100 por ciento.
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