Un hábito de trabajo saludable incluye la habilidad de negarse en ocasiones a las peticiones de los compañeros. Muchas víctimas del "sí crónico" quieren complacer a los demás, pero al final del día se los ve como "tontos que hacen el trabajo del resto", según el psicólogo Dirk Windemuth.
No poder dar un "no" por repuesta tiene una doble consecuencia negativa, advierte el profesor del instituto alemán de Trabajo y Salud, con sede en Dresde.
"En primer lugar, la persona en cuestión tiene siempre un escritorio lleno y, por consiguiente, está en situación de estrés. Y lo que es peor: la buena voluntad se vuelve en su contra cuando se demuestra que el trabajo es demasiado y no puede terminarlo a tiempo", explica.
En el peor de los casos, los esclavos del "sí" se causan problemas a sí mismos al intentar evitárselos a los demás. Esto afecta su carrera, de modo que, aunque trabajen hasta el límite del agotamiento, suelen fracasar a la hora de terminar sus tareas, según Svenja Hofert, escritora y "coach" laboral.
Para Windemuth, además, este hábito deja al trabajador rápidamente encerrado en un círculo vicioso: una vez que se ha forjado la fama de estar dispuesto a todo, cada vez le delegan más trabajo.
¿Cómo salir de esa rutina? Algunos trucos
Explique su "no"
Está bien decir "no", pero no de forma categórica. "¿Trabajo? ¡No cuenten conmigo!" es una broma que el jefe no querrá oír más de una vez. Y la negativa demasiado rotunda puede poner en contra a los compañeros. Los expertos aconsejan explicar por qué no se tiene tiempo para realizar determinada tarea para no rivalizar con sus pares.
Ofrezca alternativas
Tampoco es positivo limitarse a dejar que los demás lidien con la tarea pendiente. "No es mi problema" es una respuesta inapropiada. Para Hofert, es mejor ofrecer alternativas, como por ejemplo ocuparse más tarde del encargo o compartir entre varios su ejecución.
Delegue tareas
Otra posibilidad es pasar la tarea a un compañero. "Puede decir, por ejemplo: '¿Por qué no le pide a Rodríguez que lo haga? Conoce el tema y puede hacer el trabajo mejor y más rápido que yo'", sugiere Windemuth. Esto ofrece además un alivio rápido al dar la sensación de que uno tiene ayuda. Es fácil delegar cuando las responsabilidades están claramente demarcadas y el encargo no recae en el dominio propio: "En ese caso, no hay discusión: es un '¡no!' con signos de exclamación", explica Hofert.
Pida tiempo para pensarlo
Según la Asociación Alemana de Psiquiatría, otro recurso de ayuda es pedir tiempo para pensar si uno va a realizar la nueva tarea que le piden los compañeros. Sin embargo, postergar una decisión no siempre es aconsejable. Si se sabe que la respuesta será "no", el empleado debe darla de inmediato. Jugar con el tiempo es un mal camino, explica Windemuth.
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