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lunes, 1 de marzo de 2010

A la vista del fiasco de Copenhague, ¿está México condenado?

11:41 01-03-2010 / spanish.china.org.cn

Con el rencor del fracaso de las conversaciones sobre el cambio climático de Copenhague todavía recientes, y las dudas sobre la reputación del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), las posibilidades de llegar a un acuerdo global sobre el clima parecen más lejanas que nunca. The Guardian (diario del Reino Unido) preguntó a 39 políticos, negociadores del cambio climático, científicos y representantes de ONGs si creían que un acuerdo mundial sería posible en 2010.

Entre las respuestas obtenidas de 27 de los entrevistados, la mayoría de las opiniones no parecían muy optimistas, ni para Copenhague, ni para Cancún, México, donde se celebrará el año que viene el COP 16.

"Los esfuerzos para hacer frente al cambio climático están desorganizados, vagando entre pequeños grupos en el campo de batalla, como si se tratase de una un ejército vencido," afirmaba un diplomático británico.

“Copenhague fue un revés. Es difícil estimar las posibilidades de llegar a un acuerdo pero creo que tenemos que comprender lo que Copenhague nos ha enseñado. Existe el peligro de extraer una mala lección de lo ocurrido en Copenhague. Claramente había una historia en dicho proceso, con su planificación y su posterior caos, claramente problemático desde el principio, que contribuyó fracaso del mismo, comentó Greg Clark MP, secretario de estado para la energía y el cambio climático del Reino Unido a la sombra.

Según personajes públicos de alto rango de todo el mundo implicados en las negociaciones el acuerdo global para tratar la cuestión del cambio climático parece del todo imposible de cara a 2010, lo cual hace que la magnitud y rapidez de respuesta para disminuir el calentamiento global durante las próximas décadas siga siendo incierta.

“Yo diría que la situación parece bastante poco alentadora en el frente de la ONU. No soy para nada optimista en cuanto a las posibilidades de llegar a un acuerdo en México”, declaró Bryony Worthington, director de sandbag.org.uk.

Peter Madden, presidente del Forum for the Future (Foro para el Futuro), y Simon Retallack, director asociado y jefe del departamento de cambio climático en el Institute for Public Policy Research (Instituto de Investigación sobre Políticas Públicas del Reino Unido), son más directos al tratar esta cuestión. Peter afirma: "Soy pesimista sobre las posibilidades de un acuerdo global, mientras Simon afirma que es muy poco probable que se llegue a un acuerdo global significativo este año.

Sólo dos expertos chinos fueron entrevistados: Yang Fuqiang, director de soluciones climáticas globales de WWF, y Li Yan, defensor del clima de Greenpeace China.

Según Yang, el problema principal no son los EE.UU. sino la UE, ya que la posición de los países BASIC ya está fijada, mientras que Estados Unidos se muestra muy conservador. La UE debe asumir el liderazgo.

No obstante, Li Yan confiere más importancia a las voces conservadoras y mayores preocupaciones en cuanto al cambio en las circunstancias diplomáticas y el declive económico. “Se advierte un mayor escepticismo en los medios de comunicación, particularmente en las historias sobre el enfriamiento tras las fuertes nevadas de este invierno.

Economistas famosos como Lang Xinping, critican públicamente a los grupos de interés que se benefician del cambio a un tipo de economía baja en emisiones de carbono y algunos científicos cuestionan la necesidad de establecer objetivos globales de cara a 2050 y las implicaciones para China”, dijo.

No hay tiempo de congelar la ciencia climática

La ciencia del cambio climático ha estado a la defensiva durante las últimas semanas, debido a un error que exageraba en gran medida la rapidez con la que los glaciares del Himalaya desaparecerían. Algunos profesionales de los medios de comunicación, así como los más escépticos en cuanto al cambio climático están haciendo el agosto, analizando escrupulosamente cada punto y coma del informe de 2007 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

Algunas voces estridentes están incluso desestimando la idea del cambio climático, como si se tratase de una patraña parecida al error de software Y2K. En consecuencia, el desconcierto cada vez es mayor al tiempo que el cuestionamiento constante del IPCC y su presidencia adquiere dimensiones de caza de brujas en determinados trimestres.

Es tiempo de someter la cuestión a un verdadero Es cierto que el IPCC ha admitido la necesidad de procedimientos de control todavía más transparentes y estrictos si cabe, para minimizar así los riesgos en futuros informes.

Aunque también cabe abandonar el mito de que la ciencia del cambio climático está por debajo del nivel del mar y se hunde a pasos agigantados en un mar de falsedades.

Durante 22 años, el IPCC ha recurrido a la experiencia de miles de los mejores científicos, nombrados por sus propios gobiernos, para intentar comprender la complejidad de los acontecimientos medioambientales en curso y su impacto potencial en las economías y sociedades. Su informe de 2007 es la mejor evaluación de riesgos posible a nuestro alcance, a pesar del error (o, hilando más fino, el error tipográfico) en la tasa de fundición de los glaciares del Himalaya.

En las últimas semanas se ha propagado la idea de que el IPCC es sensacionalista: esta es quizás la reivindicación más sorprendente, o al menos graciosa de todas. De hecho, el grupo ha sido más a menudo criticado por ser demasiado conservador en sus pronósticos sobre, por ejemplo, la posible subida del nivel de mar en el siglo XIX. Así, la prudencia, en contra de la sensibilidad ha sido el santo y seña del grupo a lo largo de su existencia.

En su primer informe de evaluación, aparecido en 1990, el IPCC comentaba quelas subidas de temperatura observadas “concordaban en líneas generales con las predicciones de los modelos climáticos, aunque eran de la misma magnitud como la variabilidad de los climas naturales”. En el segundo informe de evaluación, en 1995, decía que “los resultados indicaban que la tendencia observada en la temperatura media global de los últimos 100 años no parecía ser de origen completamente natural”. En 2001, su tercer informe de evaluación constataba “hay nuevas y más concluyentes pruebas de que la mayoría del calentamiento observado a lo largo de los últimos 50 años es atribuible a la actividad humana”. Para 2007, el consenso había conseguido “un alto grado de confianza” (al menos un 90% de probabilidades de ser correcto) en la manera en la que los científicos entendían cómo la actividad humana causaba el calentamiento global.

Esta entidad no suena ni parcial ni proselitista, sino una entidad que ha luchado por evaluar, ordenar y tratar de entender la rápida evolución del puzle científico del cual nuevas piezas aparecen a diario mientras siguen faltando otras. Así pues, quizás el problema real que está siendo pasado por alto es el siguiente: habiendo comprendido que la humanidad se ha convertido en uno de los principales causantes de los cambios de nuestro planeta el IPCC, desde sus orígenes, corre a contrarreloj.

Las aplastantes evidencias indican ahora que las emisiones de gases de efecto invernadero han de llegar a su nivel máximo durante la próxima década si queremos tener alguna posibilidad factible de mantener el aumento de temperatura global en niveles manejables. Cualquier retraso podría generar riesgos tanto económicos como medioambientales de magnitudes imposibles de tratar.

El tema es que el mundo tendría que realizar la transición a un futuro con recursos eficientes bajos en carbono incluso si no existiese el cambio climático. Ante el hecho de que la población mundial crecerá de 6.000 a 9.000 millones de persones en los próximos 50 años, necesitamos mejorar la gestión de nuestra atmósfera, aire, tierra, suelos y océanos.

En vez de subestimar el trabajo del IPCC, deberíamos renovar y redoblar los esfuerzos para apoyar esta titánica empresa de reunir ciencia y conocimiento para su quinto informe de evaluación de 2014.

Lo que necesitamos es una respuesta internacional urgente a los múltiples desafíos de seguridad energética, contaminación del aire, gestión de recursos naturales y cambio climático.

El IPCC es tan falible como los seres humanos que lo componen. Aunque no cabe ninguna duda de que es la mejor y más sólida base que tenemos de una comunidad de más de 190 naciones de donde surjan estas mayoritariamente críticas corrientes y los futuros remedios globales

El autor es el presidente del United Nations Environment Programme (Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas) coorganizado por el IPCC Project Syndicate.


http://spanish.china.org.cn/society/txt/2010-03/01/content_19495028.htm

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