Según Save the children, más de 900 millones de personas no tienen acceso al agua potable en cantidad suficiente y más de 2,5 millones sobreviven sin servicios mínimos de higiene y salubridad. Estos números se convierten en tres millones y medio de muertos cada año por falta de agua potable, mínimas condiciones de higiene y una red de desagüe sanitario.
Los niños son los más afectados por la escasez de agua. Se estima que cerca de 4 mil niños mueren por día, como consecuencia de la mala calidad del agua o de prácticas inadecuadas de higiene. Los efectos de la diarrea matan cada año una media de 1,4 millones de niños menores de cinco años. De esta cifra, el 88% de los casos son causados por agua contaminada. El agua contaminada también puede provocar helmintiasis (lombrices intestinales) y, consecuentemente, desnutrición y anemia.
La disponibilidad de agua limpia es un factor fundamental para el desarrollo de comunidades y la garantía de vida de niños y adultos, además de ser un derecho básico. Sin embargo, la importancia de este bien natural no está siendo considerada seriamente. Hasta el momento, no se están tomando las medidas en gran escala para garantizar que durante muchos años se tenga acceso igualitario al agua.
De acuerdo con la publicación de Save the Children, se estima que cada día se tiran en ríos y en el mar cerca de dos millones de litros de agua contaminada con residuos sin tratamiento. La situación es más complicada todavía en los países desarrollados, pues más del 90% de los residuos industriales son tirados en el sistema de agua sin ningún tipo de tratamiento para su descontaminación.
Los cambios climáticos también representan una amenaza real para la disponibilidad de agua limpia. Con los cambios, el comportamiento de las lluvias se está modificando y, en algunos casos, provocando sequías que, consecuentemente, generan hambre, muertes y desnutrición. Por otro lado, las transformaciones del comportamiento del clima también traen lluvias en exceso que inundan ciudades y transmiten enfermedades causadas por el agua contaminada.
Está comprobado que la pobreza se agudiza por la falta de acceso al agua potable. Muchos países no tienen la capacidad de abastecer todo su territorio, provocando muertes y enfermedades por la falta de este bien natural. En un futuro no muy distante, esta escasez de agua puede protagonizar conflictos mundiales. Para intentar evitar profecías como ésta, el 7º Objetivo de Desarrollo del Milenio apunta a reducir a la mitad para el 2015, la cantidad de personas que carecen de agua potable
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