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jueves, 18 de agosto de 2011

Siniestros laborales meten miedo a los trabajadores


OBREROS PETROLEROS DE ZULIA, FALCÓN Y ANZOÁTEGUI HAN RESULTADO MUERTOS
Explosiones, fugas de hidrocarburos e incendios caracterizan a las empresas del Estado Dirigentes sindicales aseguran que las empresas públicas carecen de seguridad y prevención laboral
EDUARDO LUGO


Los trabajadores petroleros viven bajo la amenaza de los accidentes AFP Â
Las fugas de petróleo y gas en el Lago de Maracaibo, las constantes explosiones de tanques en el complejo refinador de Paraguaná, los derrames de hidrocarburos en el criogénico de Jose, estallidos de hornos en las empresas básicas del Estado y los cortes de luz en los sistemas de transmisión, son sinónimos de falta de prevención. 
En lo que va de 2011 los accidentes laborales en las compañías que forman parte del engranaje económico de Venezuela se han intensificado preocupantemente, resultando afectados cientos de trabajadores. Las informaciones indican que el sector petrolero es el área más vulnerable a las irregularidades industriales. 
José Bodas, secretario general de la Federación Unitaria de Trabajadores del Petróleo de Venezuela (Futpv), señala que por falta de inversiones y mantenimiento es que la industria petrolera sufre más la inseguridad laboral. La zona oriental del país ha sido la más perjudicada ante las cuantiosas tragedias y accidentes. 
Bodas dice que en dos años han muerto tres trabajadores en las plantas de Puerto La Cruz, Petropiar y Petrocedeño a consecuencia de explosiones. Añadió que este año en el criogénico de Jose ­además de un derrame de combustible­ los trabajadores han tenido que lidiar con las contaminaciones de ácido sulfúrico y los obreros sufren quemaduras con el vapor del químico. 
Pero el estado Zulia no se queda atrás. El miembro de Futpv afirmó que en lo transcurrido de 2011 dos empleados acuáticos de la estatal murieron en el Lago de Maracaibo. "Desde 2005 hemos visto que el proceso en Petróleos de Venezuela es brutal. Se están incrementando los accidentes", dijo. 
POCA EXPERIENCIA NO AYUDA El conocimiento en la manipulación de las maquinarias es de vital importancia. Para Pablo Castro, dirigente del Frente Autónomo para la Defensa del Empleo y los Sindicatos (Fades), cuando despidieron cerca de 20.000 asalariados dePdvsa el Gobierno colocaron a una masa laboral nueva sin experiencia. A su juicio, la ausencia de conocimientos, la falta de prevención y el deterioro de los equipos originan las irregularidades en cada uno de los conglomerados públicos que causan pérdidas humanas. 
Castr5o resaltó que las agrupaciones sindicales han solicitado a la Asamblea Nacional que se abra una exhaustiva investigación pero hasta los momentos no ha sido posible. 
En referencia a las cifras de fallecidos, informó que los sindicatos oficiales de las empresas del Estado no ofrecen datos ni información sobre los trabajadores que perecen durante sus faenas laborales. 
Todas las empresas controladas por el Ejecutivo que hacen vida en Guayana, estado Bolívar, no están exentas a los sinistros de grandes magnitudes. Apuntó que en los últimos tres años han perdido la vida siete empleados que en su mayoría resultaron quemados por explosiones en las calderas. Insistió en que no hay mantenimiento de equipos en las empresas de Guayana y dijo que éstas carecen de utensilios de seguridad para los empleados. 
Sobre el tema de los accesorios, recalcó que industrias como Carbonorca, no tienen al alcance las mascarillas adecuadas para el contacto con gases. 
El sector que se encarga de abastecer de electricidad a toda Venezuela no se queda atrás. El integrante del Fades asegura que quienes forman parte de las compañías de electricidad no poseen a su disposición los trajes y guantes aislantes de corriente. 
CONTRA EL SECTOR PRIVADO
 Para Fernando Barrientos, asesor laboral de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), las autoridades venezolanas que se encargan de la seguridad laboral en las empresas, se ensañan principalmente con las industrias privadas a las que no atienden. En cambio, aunque favorecen medianamente al sector público, es allí donde hay, paradójicamente, mayores índices de accidentes.

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