RESUMEN
La Seguridad Basada en los Comportamientos es una forma
exitosa de Gestión de la Seguridad que ha incrementado su presencia en la
práctica mundial desde la década de los años 90 hasta nuestros días. El
artículo describe 7 principios básicos para un uso correcto de esta forma de
gestión, ellos son: concéntrese en los comportamientos, defina claramente a los
comportamientos, utilice el poder de las consecuencias, guíe con antecedentes,
potencie con participación, mantenga la ética, diseñe una estrategia y siga un
modelo.
Introducción e Historia de la Seguridad Basada en los
Comportamientos (SBC). ¿Por qué tanta atención en la denominada Seguridad
Basada en los Comportamientos?
La respuesta en simple: porque consistentemente reporta
resultados satisfactorios. En los días actuales, donde todos estamos envueltos
en una avalancha de modelos, técnicas, sistemas de gestión, filosofías, etc.,
en un entorno altamente competitivo, lo primero que se busca es el resultado y
este tipo de proceso lo garantiza.
La SBC es relativamente nueva en la gestión de la seguridad
con fines de prevención de accidentes. Hay que buscar sus raíces en los inicios
del pasado siglo en Rusia, donde el psicólogo Ivan Pavlov (1849-1936) estudió
la respuesta en la generación de la saliva de los perros ante la oferta de
comida. Pavlov formuló la teoría del reflejo condicionado como respuesta a un
estímulo. Otro psicólogo ruso: Vladimir Bechterev (1857-1927), creó el concepto
de psicología objetiva donde sólo se estudiaba y se generaban teorías sobre el
comportamiento humano a partir del estudio de la conducta objetiva, o sea,
aquella que puede observarse y registrarse.
El Conductismo, que tuvo su origen y desarrollo máximo en
los Estados Unidos de América, ha hecho un gran aporte a la explicación del
comportamiento humano y a las tecnologías de su llamada “modificación”. Parece
ser que el norteamericano Burrhus Frederic Skinner (1904-1990) es quien más ha
contribuido a la teoría de la modificación del comportamiento. El concepto
central de Skinner consiste en su propuesta de que el operar del ser humano
sobre un ambiente dado, podría producir consecuencias sobre el comportamiento.
Si las consecuencias son positivas, el comportamiento se refuerza, si son
negativas el comportamiento se desestimula.
El paso del individuo al grupo o colectivo se produce por
vez primera con el descubrimiento del “Efecto Hawthorne”. El “Efecto Hawthorne”
toma su nombre de la unidad de fabricación de componentes eléctricos de una
fábrica, donde se efectuó un experimento en 1938, en el cual se manipularon
factores ambientales tales como la iluminación y prácticas organizativas, tales
como la extensión de los períodos de descanso. Mientras tanto, se medía el
efecto que los cambios en estos factores producían en la productividad de los
trabajadores. Los resultados sorprendentemente mostraron que la productividad
aumentaba a pesar de aumentar o disminuir la iluminación, o a pesar de aumentar
o disminuir la extensión de los períodos de descanso. La explicación estuvo
dada en que los trabajadores respondieron a su interacción con los
investigadores participantes, más que a los cambios que se producían en los
factores y prácticas seleccionadas. Por primera vez se demostró
experimentalmente que podía mejorarse la productividad a partir de interactuar
con el comportamiento humano en vez de solamente hacer cambios en las
condiciones de trabajo (DuBrin y Duane, 1993). La naturaleza social de los
trabajadores fue reconocida como un importante factor en el desempeño del
trabajo.
A finales de los años 70 se publican los primeros
experimentos que utilizan las técnicas de modificación del comportamiento
midiendo como indicador de resultado específicamente el comportamiento hacia la
seguridad (Komaki et al, 1978; Smith et al, 1978). A través de los años 80 se
replican los resultados de los primeros experimentos y se demuestra el
potencial para mejorar el desempeño hacia la seguridad y reducir los accidentes
ocupacionales (Fellner y Sulzer-Azaroff, 1984; Haynes et al, 1984).
En los años 90 los principios de la Dinámica de Grupos
fueron propuestos como componentes importantes de la efectividad de los
procesos de SBC (Geller, 1996a).
También la Teoría del Constructivismo ha sido propuesta como
potenciador de la SBC.
El aprendizaje o modificación de los comportamientos a
partir de construir nuevos conocimientos y motivaciones partiendo de los
propios conocimientos y experiencias de las personas, enriquecidas a través de
la interacción con otras personas y con el ambiente, presupone que se pueden
desarrollar cualidades superiores a las iniciales.
En los años 90 se reconoció el valor comercial de la SBC y
su potencialidad en la reducción de los accidentes, por tanto se amplió su
estudio por los académicos y se comenzaron a comercializar diferentes
metodologías y programas por compañías del campo de la Seguridad Ocupacional y
la Consultoría sobre Gerencia (Geller, 2002; Krauser, 1990; 1995; McSwin, 1995;
Sulzer-Azaroff, 1998).
La SBC no es una herramienta para reemplazar a los
componentes tradicionales de un Sistema de Gestión de la Seguridad, todos los
objetivos básicos de los mismos se pueden mantener. Como es fácil deducir, la
SBC tiene su foco en los comportamientos de los trabajadores hacia la seguridad
pero, aún cuando es ampliamente reconocido que la conducta humana es un factor
de importancia significativa en la causalidad de los accidentes, éste no es el
único factor. La SBC no debe implementarse eliminando los métodos tradicionales
que tienen una eficacia probada en la reducción o eliminación de accidentes. La
SBC es más efectiva en el Sistema de Gestión Global de la Seguridad cuando se
integra y complementa a los sistemas de seguridad tradicionales.
La práctica central de todos los procesos que han utilizado
a la SBC consiste en determinar el porcentaje (partiendo de una lista de
comportamientos relativos a la seguridad previamente redactada) de aquellos
comportamientos que, dentro de todos los observados por una persona, fueron
considerados seguros. Con este porcentaje y utilizando diferentes técnicas que
pueden influenciar a las personas y sus comportamientos se realiza un proceso
que logra disminuir y mantener bajo control a los accidentes industriales. La utilización
de estas técnicas han tenido como objetos de estudios múltiples ambientes
industriales y de servicios: minería, astilleros, fábricas manufactureras,
hospitales, construcción de edificios, tránsito de vehículos, oficinas, plantas
de generación de energía y otros (para una revisión ver a Sulzer-Azarof et al,
1994). Adicionalmente puede deducirse de la bibliografía que el número de
personas que han participado en cada una de las experiencias descritas tiene
una amplia variación, y no parece influenciar en los resultados. También de la
revisión bibliográfica puede determinarse que los experimentos se han realizado
en diferentes países. Están representados Canadá, Chile, Cuba, Colombia,
España, Estados Unidos, Finlandia, México y Suecia. Aparentemente, estas
técnicas pueden ser aplicadas con éxito a la gestión de la seguridad en
diferentes ambientes socio-culturales. La cantidad de reportes ha validado
ampliamente este tipo de gestión y claro: se extiende más y más.
Sobre la base del estudio de estos antecedentes y de la
experiencia misma del autor (Montero, 1993a, 1993b, 1995b, 1997, 1999), es el
objetivo de este artículo exponer de forma resumida algunos de los principios
básicos para desarrollar procesos de Gestión de la SBC.
Principios de la SBC:
1. Concéntrese en los comportamientos
El comportamiento de una persona puede observarse, por tanto
puede registrarse y pueden acumularse registros de estas observaciones. Con
estos datos es posible emplear a la estadística y con ella pueden hacerse
inferencias de tendencias y patrones. Si recordamos que en la base de la
conocida pirámide de eventos que tiene en su cima a cada accidente, están todo
un gran número de comportamientos inseguros que preceden a un accidente con
lesión, entonces tendremos datos que nos ofrecen una potencialidad para hacer
una gestión práctica para reducir a estos comportamientos inseguros.
Más aún, los comportamientos son observables, sin embargo
las actitudes o las motivaciones no lo son, y estas últimas han sido
directamente el blanco de la gestión de la seguridad por mucho tiempo. Por
mucho que tratemos de cuantificar la actitud de una persona o un grupo, nos
encontraremos que: en primer lugar será un valor con un componente subjetivo
muy alto y en segundo lugar, que es casi imposible que la frecuencia de
obtención del valor tenga un real significado para gestionar a la seguridad.
Esto se debe a que no existen técnicas rápidas y de fácil
aplicación para cuantificar en una escala dada a la actitud o a la motivación.
Sin embargo, usted puede cuantificar el porcentaje en el día
de hoy en que el comportamiento “x”, por ejemplo “Al realizar cortes siempre
manipule el cuchillo con el filo hacia abajo”, se realizó de forma segura y
también puede cuantificar este porcentaje mañana. Es más si el comportamiento
“x” se realiza con mucha frecuencia en el día, usted puede cuantificarlo a
varias horas del día, es sólo un problema de costo.
Adicionalmente los comportamientos pueden despersonificarse:
usted puede hablar del comportamiento “x” ó del “y”, sin tener que mencionar a
quien los ejecuta. Cualquier experto en seguridad estaría de acuerdo con la
hipótesis de que: a mayor porcentaje del comportamiento “x” realizado de forma
segura, menor probabilidad de ocurrencia del accidente que podría aparecer como
consecuencia del comportamiento “x”. Lo expresado anteriormente es la base
lógica del uso de datos de comportamientos.
Adicionalmente, estos datos pueden ayudar también a
consolidar un entrenamiento, a investigar accidentes, a descubrir factores
externos (técnicos, organizativos, sociales) que están influyendo en que se
realicen determinados comportamientos de forma no deseada, o insegura o
desviada o sub-estándar, como se quieran denominar.
Al cuantificar a los comportamientos se tiene un indicador y
éste indicador servirá además de para evaluar el estado de la seguridad, para
evaluar el efecto que tendrán las medidas que se pondrán en marcha para
influenciar en la mejoría de los comportamientos. Por tanto se tendrá un o unos
indicadores que permitirán una gestión práctica, una gestión que no se basará
en lo que ya pasó – tal como se hace al usar como indicadores al número de
accidentes o al índice de incidencia o de frecuencia–, sino en un predictor de
lo que podría pasar.
Concentrarse en los comportamientos observables no cambia el
objetivo de modificar a las actitudes de las personas hacia la seguridad. En
realidad, también es reconocido que para que haya un cambio permanente en los
comportamientos de una persona, es necesario que exista un cambio de actitud y
de motivación interna, sino con el tiempo y si no se mantienen las motivaciones
externas, es altamente probable que la persona regrese a sus comportamientos
iniciales.
Lo que sí cambia es el método. Francamente, la mayoría de
nosotros no denominamos las técnicas psicológicas para interactuar con los
sentimientos internos de las personas, sus percepciones, procesos cognitivos y
estados de ánimo. Aún cuando algunos dominen estas técnicas, estarán de acuerdo
que la aplicación de las mismas consume mucho tiempo y sólo pueden emplearse
persona a persona, por tanto en un ambiente industrial o de servicios,
sencillamente no son costo-efectivas. No es que por ser complicadas no se usen,
es que hay otras técnicas que logran objetivos similares y no tienen estos
inconvenientes.
El uso de la influencia en los comportamientos es un camino
indirecto, que al final puede modificar a la actitud misma. Recordemos que
todos empezamos a enseñarles comportamientos simples a nuestros hijos “se dice
buenos días”, “se mira pero no se toca”, “no se habla con la boca llena” y
aspiramos a que llegue a mantener una actitud de buena educación formal en su
desempeño diario, y esto lo hacemos sin ser psicólogos o psiquiatras. Es algo
que la humanidad ha aprendido.
2. Defina claramente a los comportamientos.
Cada persona debe conocer exactamente cómo, dónde, cuándo y
con qué frecuencia debe desarrollar sus tareas. La definición exacta de los
comportamientos permitirá su posterior observación y clasificación en correcto
o diferente de la definición, lo cual a su vez permitirá cuantificarlos de este
modo.
La definición de los comportamientos debe mostrar claramente
lo que hay que hacer. En contraste con demasiada frecuencia, las definiciones
de las reglas de seguridad especifican lo que no hay que hacer, esto debería
ser cambiado. Una primera conclusión empírica reconocida en la práctica diaria,
es que el ser humano siente una especial atracción hacia todo lo que se le
prohibe. Todo el esfuerzo que se necesita emplear para que las personas se
limiten en su atracción hacia lo prohibido debiera ser utilizado de otra
manera. Por otra parte, escribir las definiciones de los comportamientos en
forma positiva y diciendo claramente lo que hay que hacer, permite que la persona
tenga una guía clara en su actuación e impide que, evitando lo que no hay que
hacer, la persona ejecute un comportamiento de todas formas inadecuado pues no
está especificado a fin de cuentas el correcto.
Las definiciones claras de los comportamientos también
permiten que las personas tengan una percepción clara de sus responsabilidades,
así como de lo que los demás pueden esperar de ellas. Las definiciones claras
permiten construir un clima de confianza, alejan los miedos y las desconfianzas
entre las personas.
Por supuesto, cada uno de nosotros desarrolla miles de
comportamientos diferentes durante el día. Una de las claves de la SBC está en
la selección de un grupo de comportamientos críticos para la seguridad. El
número de comportamientos críticos e incluso las técnicas para seleccionarlos,
está en dependencia del diseño del Sistema de Seguridad de que se trate y de la
extensión con que haga uso de la SBC. En particular este autor ha conocido
casos que van desde un comportamiento crítico, hasta decenas de ellos, en todos
se han logrado los objetivos iniciales que se plantearon, aunque lógicamente en
ellos se plantearon de inicio alcances muy diferentes respecto a la SBC.
3. Utilice el poder de las consecuencias.
Los comportamientos de las personas pueden ser influenciados
por las consecuencias que generan. Sin dudas no siempre esto es así, pero
generalmente este principio funciona en la práctica diaria. Paradójicamente, el
reduccionismo que implica este principio cuando se pretende aplicar de forma
absoluta y que ha sido el blanco de la mayoría de sus críticos, a la vez
constituye su mayor fortaleza.
¿Por qué contestamos un teléfono cuando oímos su señal de
llamada? ¿Se debe a la propia señal de llamada o se debe a que esperamos saber
lo que quiere decir la persona que llama?. Si su respuesta es que se debe a la
señal de llamada, piense en alguna ocasión en que no respondió debido a que por
alguna razón no quería responder llamadas. La señal estuvo allí, quizás
insistente, pero usted no respondió, no deseaba la consecuencia. Por supuesto
esta no es una regla absoluta, si su trabajo consiste en responder llamadas del
público, la regla no se aplica, pero la mayoría de nosotros no tenemos ese
trabajo.
El hecho cierto es que todos nosotros hacemos lo que
hacemos, en la inmensa mayoría de las veces, porque esperamos unas
consecuencias positivas a partir de nuestros comportamientos, o porque queremos
evitar que aparezcan determinadas consecuencias negativas a partir de nuestros
comportamientos.
El modelo que aporta el conductismo y que explica nuestros
comportamientos en la secuencia: ANTECEDENTE – COMPORTAMIENTO – CONSECUENCIA es
un modelo que forma parte de la base de la SBC y que es ampliamente utilizado
por ella, al mismo tiempo que es completado con otras técnicas para superar sus
limitaciones.
Por muchos años se ha empleado este principio en la gestión
de la seguridad: las medidas disciplinarias (consecuencias negativas a evitar),
los entrenamientos en seguridad (antecedentes), la propaganda y publicidad
(antecedentes), los incentivos por buena seguridad (consecuencias positivas),
los premios (consecuencias positivas), todos ellos son ejemplos del uso,
mayoritariamente empírico, consciente o no de éste modelo y de la regla.
Lo nuevo en la SBC está en que ha investigado el valor de
cada componente y lo ha integrado con el resto de los principios que
caracterizan a la SBC, como resultado ha existido investigación científica que
aporta nueva información que ha llegado a ser operativa en cualquier
organización.
Las consecuencias tendrán un efecto mayor sobre los
comportamientos en dependencia del valor de sus tres atributos principales:
Velocidad de aparición
Probabilidad de aparición
Significado para el individuo
Una consecuencia inmediata, probable y positiva para la
persona es la mejor combinación para influenciar que se refuerce el
comportamiento buscado. Es por ello que por lo general el temor a los
accidentes en sí mismos es una consecuencia con poco poder para influenciar
consistentemente a los comportamientos. Los accidentes son consecuencias que
aparecen muy espaciadas en el tiempo, su probabilidad de aparición es percibida
como baja y son de naturaleza negativa. Esta combinación es idealmente mala,
aunque como es conocido y para exceptuar a la regla, una persona puede ser
profundamente influenciada por un accidente que experimentó o presenció. Pero
aún aceptando esto, no podemos esperar a que a las personas les sucedan estos
hechos para que logren los comportamientos deseados. En contraste, el realizar
un comportamiento inseguro puede generar consecuencias inmediatas, probables y
positivas para la persona, por ejemplo el terminar más rápido una tarea, el ser
reconocido su “valor personal” por sus compañeros, el hacer menos esfuerzo para
completar la tarea.
La SBC trata de identificar las consecuencias que están
reforzando a los comportamientos no deseados y eliminarlas o reducirlas. Por
otra parte, la SBC tendrá que crear o potenciar a aquellas consecuencias que
refuercen a los comportamientos deseados. Más aún, el conjunto de consecuencias
que se elijan para reforzar a los comportamientos deseados tiene que ser
primariamente positivo, ello garantizará que además de trabajar en los
comportamientos también se esté llegando a los estados y sentimientos internos
de las personas. Imagínese que usted está siendo felicitado por su jefe por su
buen trabajo. ¿Tendrá esto algún efecto sobre su comportamiento? ¿Lo tendrá
sobre su actitud?. Aunque hay algunos contextos en que un tipo de felicitación
como esta no es algo positivo, en muchos generalmente sí lo es.
Los seres humanos aprendemos más de nuestros éxitos que de
nuestros fracasos. Es por ello que es mejor garantizar consecuencias positivas
a aquellos que logran buenos resultados en sus comportamientos hacia la seguridad,
que castigar o criticar a aquellos que no logren buenos resultados. Sólo con
consecuencias positivas se puede trabajar al mismo tiempo sobre los
comportamientos y sobre la actitud.
3.1. Retroalimentación y refuerzo: dos poderosas
consecuencias.
La retroalimentación sobre el desempeño es una de las
consecuencias más simple y poderosa que la investigación sobre el
comportamiento humano ha puesto de manifiesto. Se ha demostrado que la
retroalimentación trabaja mejor cuando es explícita, objetiva, primariamente
positiva y frecuente. La retroalimentación se puede dar en su forma más simple
“su porcentaje de comportamiento seguro se ha incrementado en un 2% desde la
última observación” o incluso se puede representar en un gráfico que puede
quedar como recordatorio. Referente a la SBC, se potencia aún más si se muestra
comparada con la meta que se propuso el colectivo (ver el próximo principio).
La retroalimentación usada convenientemente ha demostrado
tener mayor influencia en el logro de comportamiento seguros que muchos de los
antecedentes clásicos: lemas, exhortaciones o políticas escritas de seguridad.
El refuerzo positivo es otra poderosa consecuencia, simple y
potencialmente económica.
Es muy fácil reconocer algo bien hecho: basta decirlo. Es
tan fácil, que es difícil es nuestros tiempos entender por qué se usa tan poco
esta técnica de gestión. La idea es simple: cada vez que una persona o un grupo
avance algo en el logro de los comportamientos definidos debe ser reforzada de
algún modo. El modo más sencillo (aunque no siempre el indicado) es hacer un
reconocimiento público del logro, Por supuesto pueden utilizarse todos los
modos clásicos que se han empleado en la gestión de la seguridad: desde
celebraciones colectivas, premios, asignación de recursos extras, hasta
reconocimientos en dinero. El refuerzo positivo debe ser suficiente en cantidad
para que constituya un soporte del mejoramiento continuo, al mismo tiempo debe
ser suficientemente variado y espaciado para que no se saturen los que reciben.
La combinación de la retroalimentación con el refuerzo
positivo ha demostrado ser muy eficaz en la SBC. Adicionalmente se ha
comprobado que el uso de estas dos consecuencias es más relevante en las etapas
del proceso de cambio en que se trata de influenciar a los comportamientos
antiguos y consolidar los nuevos. Una vez que se han alcanzado de forma
consistente los comportamientos deseados, pueden espaciarse gradualmente los
momentos en que se dan ambas, aunque no deben desaparecer del todo.
4. Guíe con antecedentes
Hay dos antecedentes que han demostrado ser muy útiles en la
SBC:
A. El entrenamiento en seguridad: el entrenamiento es una
condición necesaria pero
no suficiente para mejorar continuamente en seguridad. El
entrenamiento actual ebe guiarse por los métodos que han demostrado ser
eficaces en la educación de adultos. Ya está bastante demostrada la ineficacia
del entrenamiento unidireccional, sólo en la dirección del instructor al
alumno. Este tipo de enseñanza, aún predominante, es especialmente nefasta para
la seguridad. En este tipo de enseñanza el instruido sólo llega a consolidar
sus comportamientos en la práctica real mucho tiempo después, y estos no tienen
necesariamente que ser los enseñados, la persona no construye sus conocimientos
sobre bases propias, alimentando y complementando sus propios conocimientos,
sino que la experiencia en el actuar sin guía con el entorno, hace que
desarrolle sus comportamientos sobre la base del sistema de consecuencias que
esté presente y que puede sencillamente, estar en completa oposición a lo que
se ha pretendido enseñar en un entrenamiento sobre seguridad.
Sin embargo, un entrenamiento en el cual la persona
participe activamente, exprese y analice el por qué de sus formas de
comportamiento, analice qué factores del entorno condicionan una forma
particular de comportarse y las posibilidades de modificar a éstos factores, es
sin duda un paso más sólido en la construcción del conocimiento que esta
persona logrará. Llegará potencialmente a tener una preparación superior para
llegar a convertir en rutinarios los comportamientos que se desean lograr. Pero
este tipo de entrenamiento también genera compromisos. Por ejemplo, es
completamente contrario a los objetivos de cualquier Sistema de Gestión de la
Seguridad, el hecho de que se discuta la ausencia de una protección en un
equipo como un factor condicionante de un comportamiento inadecuado hacia la
seguridad, y que no se resuelva este hecho con posterioridad a la discusión.
Todos los factores condicionantes de comportamientos inseguros hay que
considerarlos oportunidades de mejoramiento y tratarlos como tal. Los
trabajadores en una organización siempre estarán observando estas señales,
ellas demuestran el compromiso con la seguridad de los máximos responsables: la
dirección.
B. Las metas: el fijar metas hacia la seguridad ha sido
ampliamente investigado en la SBC. Se ha demostrado que juegan un importante
papel en combinación con el resto de las técnicas. La forma más eficaz del uso
de metas consiste en lograr que sean colectivas. A partir del cálculo del
porcentaje de comportamientos seguros que tiene un colectivo, éste se propondrá
una meta que sea mayor o que al menos alcance los mejores porcentajes que ha
logrado el colectivo. Cuando los resultados consistentemente sean iguales o
superiores a la meta propuesta, debe hacerse un reconocimiento y premiar de
alguna forma al colectivo. La fuente del reconocimiento colectivo es muy
importante, mejor mientras más respetada sea la persona que lo haga (nótese que
respetada no es necesariamente igual a alto directivo). Entonces puede
analizarse si el colectivo se propondrá una meta mayor y repetirse el ciclo.
El alcanzar metas representa para un colectivo el estar
trabajando por algo que ellos quieren (mayor porcentaje de comportamientos
seguros) en vez de evitar algo que ellos no quieren (accidentes). El hecho de
trabajar por algo positivo es más estimulante y logra mayor motivación en los
colectivos que la práctica de evitar algo negativo.
5. Potencie con participación
¿Pueden implementarse las técnicas de la SBC sin
participación? La respuesta es sí, de hecho hay muchos reportes de experimentos
con diferentes grados de éxitos y que han utilizado poco grado de
participación. Pero también ha sido ampliamente demostrado que la mayor
eficacia se ha logrado en los casos donde ha sido mayor la participación y el
compromiso. Varios autores consideran que la participación es el factor clave
para lograr resultados permanentes en el largo plazo (Krause, 1995; Geller,
2002; Montero 1995a).
La aplicación de la SBC en toda su extensión considera a
todos los niveles de la organización. Cuando todos los participantes en un
esfuerzo total hacia la seguridad comienzan a reconocer que tienen un papel en
el sistema de gestión, es que entonces comienza realmente a producirse un
cambio positivo en la cultura de la seguridad en la organización.
Cada una de las técnicas de la SBC puede ejecutarse con la
participación activa de las personas más relevantes a la misma. Las personas
que ejecutan las labores de la organización conocen especialmente los riesgos
inherentes, los factores condicionantes y las oportunidades de modificarlos.
Los gerentes probablemente conozcan el mejor momento de observar a un grupo en
acción, son los mejores candidatos para dar reforzamientos de varios tipos, los
mismos trabajadores de base pueden hacer observaciones, dar retroalimentación,
reforzar y analizar en su colectivo que medidas implementar para lograr un
mejoramiento continuo.
Un esfuerzo colaborativo de este tipo tiene un efecto en la
cultura hacia la seguridad expresado a través de la amplia asignación de
responsabilidades en la organización, las personas se comienzan a sentirse no
sólo parte del problema, sino también parte de la solución. Potencialmente la
organización puede dejar de describirse en los términos de “la organización de
ellos y nosotros” para convertirse en “nuestra organización” y hasta puede
ocurrir que esta forma de hacer gestión traspase la frontera de la seguridad
para llegar a otras funciones. A fin de cuentas los principios de la SBC pueden
ser aplicados prácticamente a cualquier gestión y se integran con mucha
facilidad específicamente a¿ la gestión total de la calidad, pues tienen
principios equivalentes.
6. Mantenga la ética.
Aplicar los principios y un proceso de influencias en los
comportamientos, cuando se hace sin segundas intenciones es de hecho
profundamente ético. La SBC busca en primer lugar preservar al ser humano de
sufrimientos y pérdidas causados por los accidentes laborales. Si
adicionalmente se hace el proceso participativo: los trabajadores definen o
ayudan a definir los comportamientos, los observan y cuantifican, participan en
el análisis de cómo modificarlos (y como modificar también a los factores
influyentes en ellos), ofrecen ellos mismos retroalimentación y refuerzo a sus
compañeros, utilizan a los indicadores creados para ofrecer tutorías a los que
tienen desempeños bajos y hacen de esto una rutina en un sistema de
mejoramiento continuo, entonces las personas se sentirán con control del
proceso y de lo que pasa con sus comportamientos y desempeños. El hacer el
proceso participativo convierte a los trabajadores de objetos de estudio, en
sujetos controlando intervenciones que tienen que ver con sus vidas.
La SBC ofrece la oportunidad entonces de ser éticos y
humanos buscando un resultado que satisface a todos: empresarios, gerentes,
empleados, sindicatos, o sea, a todos los partícipes en la organización. La
reducción de los accidentes es un objetivo en que coinciden todos y la SBC
permite integrar a todos los esfuerzos.
7. Diseñe una estrategia y siga un modelo.
El implementar a la SBC necesita diseñar una estrategia y
seguir un método para la misma. Como ya se ha mencionado la SBC es un proceso,
en un primer momento, de intervención para lograr un cambio, y en un segundo
momento, de mejoramiento continuo donde se producen intervenciones pequeñas
cada vez que se observan desviaciones de los estándares altos ya alcanzados.
Existen varios modelos descritos en la literatura mencionada
sobre este tema, existen también consultores que pueden ayudar a implementar
estas estrategias. De una forma simple el proceso inicial de aplicación de la
SBC puede resumirse en tres puntos que funcionan en un ciclo:
Definir los comportamientos
Medir el desempeño
Influenciar al desempeño a través de antecedentes y
consecuencias y a través de planes de acciones que corrijan a los factores que
influyen en los comportamientos.
Adicionalmente se debe tener presente que, como es conocido,
la práctica es inmensamente más rica que la teoría, sobre todo cuando se trata
de trabajar con seres humanos. De la observación de los comportamientos y sobre
todo de su análisis, se pueden descubrir múltiples causas cuya especificidad
desborda a cualquier artículo escrito o libro publicado y de estas causas
pueden idearse también múltiples ideas de cómo corregirlas. Implementar un
proceso de SBC requiere por tanto una mente abierta y que acepte generar ideas
nuevas y formas de implementarlas.
CONCLUSIONES
A través de estos principios generales el autor ha
pretendido modestamente resumir en la extensión de un artículo algunas decenas
de años de investigación. Como es por tanto deducible, este artículo es
insuficiente para cubrir toda la complejidad del tema, pero espero que al menos
pueda servir para clasificar los principales conceptos que estructuran a este
tema que hoy está resultando un gran aporte a la Gestión de la Seguridad.
Finalmente quiero expresar la idea de que un proceso de SBC
puede potencialmente comportarse como un virus benigno en una organización.
Imaginemos a un supervisor que logra convertir en práctica de su gestión el
ofrecer reconocimiento al trabajador que muestre comportamientos seguros. ¿Sólo
ofrecerá reconocimiento, por los resultados en seguridad?. Probablemente
incorpore esta técnica de gestión para reconocer resultados relativos a la
productividad, a la calidad, etc. ¿Será bueno para la productividad, la
calidad, etc.? Puedo adivinar una respuesta positiva del lector. Una vez que se
inocula este virus y toma fuerzas, empieza a expandirse y termina invadiendo a
todas las prácticas de la organización.
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Por: Ricardo Montero Martínez
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