La Administración Obama aspira a reformar la gestión de océanos y mares
Día 19/07/2010 - 22.26h
La nueva cúpula de contención instalada el pasado jueves por los ingenieros de British Petroleum sobre su siniestrado pozo en las aguas del Golfo de México está funcionando, quizá demasiado bien. Ya que aunque se ha logrado controlar el vertido a través de la conducción dañada el pasado 20 de abril, ahora se están observando algunas inquietantes filtraciones en el adyacente fondo marino. El gobierno de Estados Unidos ha optado por dar 24 horas adicionales antes de decidir el siguiente paso en esta frustrante cadena de fallos y negligencias.
Estas sospechosas filtraciones, que podrían ser de metano o de crudo, estarían vinculadas a la presión que se ha logrado crear gracias a la nueva campana pero representan un riesgo de fuga mucho más difícil de taponar. Peligro que quedó claramente reflejado ayer en un nuevo varapalo a la cotización bursátil en Londres de la multinacional BP, que llegó a retroceder hasta un 7 por ciento.
El coordinador del gobierno federal, el almirante Thad Allen, ha requerido a los técnicos de British Petroleum para que estén preparados a reabrir el pozo siniestrado si aparecen nuevas filtraciones en sus cercanías, más allá de la cabeza dañada por el estallido el pasado 20 de abril de la plataforma "Deepwater Horizon".
El temor a daños mucho más graves se ha visto reforzado por mediciones de presión más bajas de lo esperado desde la instalación de la nueva cúpula de contención. Los responsables de BP creen que los bajos números reflejan mermadas reservas de ese pozo por todo el petróleo vertido. Sin embargo, los especialistas de Washington no dejan de alertar sobre el riesgo de fisuras en el fondo marino.
Estimaciones sobre el volumen del mayor vertido de petróleo en la historia de Estados Unidos llegan hasta los 60.000 barriles diarios durante los últimos tres meses. Mientras que British Petroleum insiste en que gracias a una pequeña flota de barcos ha conseguido recolectar 25.000 barriles diarios en la superficie de la zona afectada.
En este contexto, la Administración Obama estaría ultimando una reforma de la gestión de océanos y mares. De acuerdo a los detalles avanzados ayer por el diario "Los Angeles Times", esa iniciativa incluiría un sistema de licencias que cambiará significativamente la forma en que el gobierno de Estados Unidos regula las prospecciones petrolíferas, la pesca y otras actividades en sus costas, con un énfasis en conservación y protección de ecosistemas marinos.
Esta iniciativa culminaría más de un año de trabajos por parte de un grupo especial del gobierno federal, establecido por la Casa Blanca el año pasado. Después de la publicación de sus recomendaciones finales, se espera que el presidente Obama firme una orden ejecutiva para empezar a aplicar esta reforma que entre otras cuestiones incluirá la creación de un Consejo Nacional Oceánico con el objetivo de coordinar todas estas nuevas regulaciones.
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