Posted on Junio 10, 2010 by medycsa
Pilar Gómez Mur, médico del Trabajo. Unidad de Estudios Epidemiológicos del Área de Salud Laboral de Medycsa.
Los exámenes de Vigilancia de la Salud, realizados a los trabajadores por el personal sanitario de los Servicios de Prevención, deben constituir una fuente importantísima e insustituible de información epidemiológica en cuanto a la salud de la población trabajadora en nuestro país.
En estos exámenes de salud que se realizan en el ámbito laboral se obtienen datos sobre la salud ocupacional de los trabajadores y también sobre lo que podríamos llamar salud general, que en ningún caso puede considerarse totalmente independiente de “lo laboral” propiamente dicho.
Los aspectos estrictamente laborales como la detección precoz de enfermedades profesionales o relacionadas con el trabajo constituyen, sin duda, el objetivo principal de todas estas revisiones, pero estamos obligados a obtener el máximo rendimiento de la inversión económica que suponen.
Muchos trabajadores han tenido por primera vez conocimiento de que padecían una posible patología como hipertensión, hipercolesterolemia, hiperuricemia, arritmia, bocio, etc, en su reconocimiento laboral. Por regla general, debido a la alta demanda asistencial, en Atención Primaria no puede hacerse la prevención que sería deseable. Cuando un paciente acude a su médico de familia lo hace porque en ese momento tiene algún padecimiento y la exploración irá orientada hacia el órgano o sistema afectado y, de no ser necesario, no incluirá, p.e., una analítica o un electrocardiograma.
Aunque la Ley de Prevención y posteriormente el Reglamento de los Servicios de Prevención dieron un giro sustancial al contenido de los reconocimientos laborales, debiendo ser éstos, a partir del año 97, sistemáticos y específicos, dirigidos a los riesgos a los que el trabajador está expuesto en su puesto de trabajo, en la mayoría de los Servicios de Prevención se siguen realizando de forma adicional y, en algunos casos, por exigencias de determinados protocolos como los de riesgos de seguridad (alturas, conducción, manejo de maquinaria peligrosa, etc), exploraciones generales y pruebas relacionadas con el sistema cardiovascular como toma de tensión arterial, electrocardiograma y determinados parámetros analíticos.
Nadie pone en duda de que es algo positivo para el trabajador, especialmente para aquellos que por no tener seguro médico privado tienen más difícil el acceso a revisiones médicas. Si se siguen las recomendaciones que se dan en el informe médico-laboral cuando se detecta alguna patología, se habrá actuado precozmente evitando un mayor coste futuro tanto en términos económicos como de sufrimiento personal.
Obtendremos un mayor rendimiento de todas estas actuaciones individuales si analizamos sistemáticamente los datos obtenidos. No olvidemos que el propio Reglamento de los Servicios de Prevención en su artículo 37.3, apartado f, dice textualmente: “El personal sanitario del servicio deberá analizar los resultados de la vigilancia de la salud de los trabajadores y de la evaluación de los riesgos, con criterios epidemiológicos y colaborará con el resto de los componentes del servicio, a fin de investigar y analizar las posibles relaciones entre la exposición a los riesgos profesionales y los perjuicios para la salud y proponer medidas encaminadas a mejorar las condiciones y medio ambiente de trabajo”.
La colaboración con el Sistema Nacional de Salud, la vigilancia epidemiológica en Salud Laboral y la promoción de la salud en el lugar de trabajo son también aspectos que, aunque se han desarrollado muy poco, están presentes en el texto y en el espíritu del Reglamento de los Servicios de Prevención.
Un número cada vez mayor de empresas están diseñando e implementando programas que se centran en la salud total y productividad de sus empleados. El objetivo de estos programas es ayudar a los trabajadores a mantenerse sanos y productivos, y deberían incluir múltiples aspectos como los relacionados con el riesgo cardiovascular, riesgos osteomusculares, psicosociales, trastornos psicosomáticos relacionados con el estrés, etc.
Para que puedan orientarse las políticas de Salud a desarrollar en una empresa debe obtenerse en primer lugar información sobre cómo es el estado de salud “colectivo” de sus trabajadores. Para ello es necesario poder comprar esos datos con los de los trabajadores en el sector, en la Comunidad o en el país, para lo que son necesarias fuentes con indicadores fidedignos al respecto.
Actualmente los datos que pueden consultarse sobre el estado de salud de los trabajadores proceden de fuentes como la Encuesta Nacional de Salud y la Encuesta Nacional de Condiciones de trabajo y otras, por citar alguna a nivel de Comunidad Autónoma, como el sistema SIVFRENT-A (Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo asociados a Enfermedades No Transmisibles) implantado en la Comunidad de Madrid.
En la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo pueden consultarse daños para la salud que el trabajador atribuye al trabajo, si se le ha diagnosticado alguna enfermedad profesional, y una lista de síntomas psicosomáticos que pueden estar relacionados con el estrés. En la Encuesta Nacional de Salud obtenemos información de salud percibida y calidad de vida, morbilidad crónica, salud mental, accidentabilidad y violencia, restricción temporal de actividad, discapacidad, autonomía y dependencia funcional, nivel medio de estrés laboral y nivel medio de satisfacción laboral, y en el SIVFRENT (Comunidad de Madrid) podemos obtener datos sobre: actividad física, laboral y en tiempo libre, consumo de alimentos, peso y estatura autodeclarados, consumo de tabaco, consumo de alcohol, diagnóstico conocido de tensión arterial y colesterol, prácticas preventivas (control de tensión arterial y colesterol y, en la mujer, realización de citologías y mamografías), seguridad vial y accidentes.
A diferencia de lo anterior, de los exámenes de salud laboral podemos obtener información sobre mediciones de peso y talla (cálculo de Índice de Masa Corporal), determinaciones de parámetros analíticos, mediciones de tensión arterial, tabaquismo, riesgo cardiovascular, resultados de exploraciones médicas, p.e. porcentaje de contracturas musculares encontradas en columna, signos de atrapamiento nervioso, lesiones eccematosas, trabajadores que presentan disminución de la agudeza visual, alteraciones audiométricas, resultados de test que valoren factores psicosomáticos relacionados con el estrés, etc.
La información obtenida en los exámenes de salud la constituyen datos medidos, en su mayoría, no datos declarados por el trabajador, por lo que pueden evitarse algunos sesgos, p.e. de información por omisiones, olvidos o imprecisiones. Estos datos pueden obtenerse en muestras grandes y todos los años. Sin duda se acercan más a la realidad de la población laboral española.
Desde el punto de vista de la patología laboral, el conocimiento de las prevalencias de presentación de determinados hallazgos en población trabajadora, diferenciando por sexo, sector de actividad, grupo de edad, etc, permitirá detectar desviaciones que llamen la atención sobre la existencia de un posible factor laboral que pueda producirlas. Imaginemos algo que puede resultar evidente como un incremento significativo de contracturas musculares cervicales en un centro de una empresa de Servicios o de audiometrías patológicas en un grupo de trabajadores de Industria, o un incremento de alteraciones de determinados parámetros hematológicos en un grupo de trabajadores expuestos a agentes químicos.
En cuanto a la Promoción de la Salud en el lugar de trabajo y la elaboración de Políticas de Salud, el establecer indicadores objetivos de salud en población trabajadora, para la obtención de información y para poder hacer comparaciones, permitirá primero la identificación y después la priorización de problemas de salud en los trabajadores de la empresa, para la toma de decisiones que permitan su mejora. Programas de actuación en relación con la deshabituación tabáquica, la práctica de ejercicio físico, hábitos de alimentación saludable, escuela de espalda, etc.
El absentismo es un tema que preocupa a todas las empresas, disminuir los índices se encuentra normalmente entre sus objetivos anuales. Sin duda la mejora de la productividad es un factor importante que influye en las cuentas de resultados. En los últimos años se ha empezado a hablar de otro aspecto en relación con la productividad, se trata del llamado presentismo, presenteeism en la literatura anglosajona, entendido no como una creencia dentro de la filosofía del tiempo en la que sólo existe el presente, sino como una forma de estar en el lugar de trabajo con un rendimiento bajo. El trabajador acude a su trabajo pero no está en condiciones de funcionar al 100%. No es fácilmente mensurable y se refiere a las horas improductivas del trabajador cuando está en su puesto de trabajo. Aunque influyen muchos otros factores, personales y familiares, el no encontrarse bien es un motivo importante que puede hacer que el rendimiento no sea óptimo.
Cuantos más exámenes de salud se realicen, cuanto más se cuide la salud del trabajador y mayor grado de bienestar físico y psíquico llegue a tener, menos enfermará y en mejores condiciones desempeñará su trabajo. Los exámenes de salud que se realizan en el ámbito laboral y la información que podemos obtener del análisis epidemiológico de sus resultados, constituyen un instrumento fundamental para proporcionar elementos de juicio a la hora de planificar las actuaciones preventivas y de promoción de la salud en la empresa. También son material para estudios de investigación sobre la salud de la población y constituyen un instrumento muy útil para evaluar actuaciones preventivas mediante estudios realizados antes y después de la intervención. Destinar recursos a los estudios epidemiológicos de Vigilancia de la Salud es fundamental si queremos de verdad que la prevención vaya dirigida a la situación de salud y a las necesidades específicas de cada empresa.
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