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jueves, 5 de mayo de 2011

Sus neuronas necesitan beber

El rendimiento mental puede disminuir cuando el cuerpo pierde demasiado líquido, especialmente en las épocas de sobreesfuerzo como los exámenes o los picos de trabajo.
  • La deshidratación afecta al rendimiento, la productividad y la concentración laboral, y en los trabajos que requieren un esfuerzo físico a altas temperaturas, como los bomberos, agricultores o trabajadores de la construcción aumenta el riesgo de accidentes. Foto EFE

Madrid, España.- “¡Está más claro que el agua!” suele afirmarse para dar a entender que un determinado asunto resulta evidente y no admite ninguna duda o interpretación diferente.

Lo cierto es que para quien no consume suficiente agua o bien no repone adecuadamente la que ha perdido su cuerpo, las cosas pueden no estar demasiado claras, porque la deshidratación afecta en diversos grados el rendimiento intelectual, de acuerdo a un estudio del Observatorio de Hidratación y Salud (OHS).

Para evitar que las neuronas sufran por falta de agua, los expertos  del OHS recomiendan, especialmente en épocas en que se realice un esfuerzo mental más intenso como los exámenes, la preparación de proyectos o las entrevistas laborales, mantener una buena hidratación, bebiendo de dos a tres litros de agua al día, a través de agua, infusiones, refrescos, zumos y lácteos, entre otros.

El rendimiento mental puede disminuir con la deshidratación, sobre todo cuando el cuerpo pierde más del 2 por ciento de líquidos. La ingesta frecuente y en pequeñas cantidades de líquidos, ayuda a mantener este óptimo equilibrio hídrico.

Son algunas las conclusiones de la Revisión Bibliográfica “Hidratación en temporadas de esfuerzo mental intenso”, realizada por el Observatorio de Hidratación y Salud (OHS).

Las investigaciones recopiladas por el OHS muestran que una leve pérdida del equilibrio hídrico puede afectar, de manera más o menos intensa, a la capacidad de atención, a la memoria a corto plazo y puede influir en la actividad mental rutinaria o en la concentración.

Conforme avanza el tiempo y el nivel de deshidratación, se detecta un mayor descenso de las habilidades psicomotoras. La pérdida del equilibrio hídrico también guarda relación con un incremento de la fatiga, cansancio, dificultad visual, pérdida de memoria, disminución de la atención, pérdida de habilidad aritmética e incremento del tiempo de respuesta ante estímulos visuales, según la revisión del OHS.

Además, la ausencia de una correcta hidratación afecta a la coordinación motora, el tiempo de reacción y la discriminación perceptiva.

Desde el Observatorio de Hidratación y Salud se advierte también de que en situaciones de esfuerzo mental intenso en que se requiere una mayor capacidad de atención y concentración, es fundamental una óptima hidratación. Es el caso de los estudiantes, tanto en sus clases diarias como, especialmente, en épocas de exámenes.

De acuerdo al OHS, la deshidratación afecta al rendimiento, la productividad y la concentración del trabajador. En los trabajos que requieren un esfuerzo físico importante a altas temperaturas, como los trabajadores al aire libre (bomberos, agricultores, trabajadores de la construcción) que suelen sufrir importantes pérdidas de líquidos, aumenta el riesgo de accidentes laborales.

La deshidratación también afecta de forma especialmente negativa a la función cerebral de los ancianos, ya que reducen su velocidad de procesamiento y el rendimiento de la memoria.

LO IDEAL: DOS A TRES LITROS DIARIOS DE AGUA

Cuando no se bebe lo necesario y no se reponen las pérdidas de líquido aparece la deshidratación, que puede provocar, además de pérdida de rendimiento intelectual y cognitivo, dolor de cabeza, alteración de la presión sanguínea, vértigo y desvanecimiento al levantarse. Cuanto mayor es la pérdida de líquido, los síntomas son de mayor entidad.

Para tener una buena salud, el OHS recomienda beber de dos a tres litros de líquido al día, procurar tener siempre una botella de nuestra bebida preferida a mano para beber regularmente en la biblioteca, en clase o en el trabajo, variar el tipo de líquidos que se consumen para tomar más fácilmente la cantidad adecuada.

Por su parte, el doctor Carlos Díez, director de los Servicios Médicos Sanitas-Real Madrid, explica que “es una práctica habitual que sólo bebamos agua cuando tengamos sed. Algo que tenemos que remediar, sobre todo si practicamos regularmente algún deporte”.

“Aunque un deportista no tenga sensación de sed no debe esperar para beber agua, antes, durante y después del ejercicio físico. Es en las épocas en las que no hace calor cuando los deportistas más deben incidir en el consumo regular de agua, pues la gran mayoría no son conscientes de la reducción en su rendimiento físico”, añade el doctor Díez.

Para un rendimiento óptimo, el contenido de agua y de electrolitos del cuerpo debe permanecer relativamente constante. En reposo, el agua que se bebe es igual a la expulsada. En cambio, durante el ejercicio físico aumentan pérdidas hídricas sobre todo debido a evaporación de sudor desde la piel, por lo que se debe aumentar la ingesta de agua.

Los especialistas de los Servicios Médicos Sanitas – Real Madrid aconsejan beber dos vasos de agua una o dos horas antes de practicar deporte o hacer gimnasia. Durante la práctica del ejercicio, lo ideal es tomar un vaso de agua cada 20 minutos.

Otro consejo del doctor Díez es “procurar beber el agua a temperatura ambiente. Si están frías, las bebidas pasan más rápidamente del estómago al intestino delgado, donde son asimiladas por el organismo, que si estuvieran a temperatura ambiente. Por eso es mejor evitar las bebidas muy frías, ya que aumentan el riesgo de diarrea y de espasmo esofágico”.

“Si están muy calientes el vaciado gástrico es lento y no se obtienen tan rápidamente los beneficios esperados con la ingesta del líquido. Lo adecuado para la reposición hídrica durante la práctica de deporte es que esté a una temperatura entre 9 y 15 grados centígrados”, aconseja el experto.

DESTACADOS:

* La deshidratación afecta a la productividad y la concentración laboral, y en los trabajos que requieren un esfuerzo físico a altas temperaturas, como los bomberos, agricultores o trabajadores de la construcción, aumenta el riesgo de accidentes.

* Una leve pérdida del equilibrio hídrico puede afectar, de manera más o menos intensa, a la capacidad de atención, a la memoria a corto plazo y puede influir en la actividad mental rutinaria o en la concentración, según una revisión del Observatorio de Hidratación y Salud (OHS).

* Según el doctor Carlos Díez, director de los Servicios Médicos Sanitas-Real Madrid, "hay que remediar la práctica habitual de beber agua sólo cuando tenemos sed. Además, hay que procurar tomarla a temperatura ambiente, ni muy fría ni caliente, para que se asimile me
jor y no cause problemas digestivos".
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