01.05.2011 ADELA QUINZÁ-TORROJA directora del instituto galego de seguridade e saúde laboral (issga) incumplir la normativa, señala, acarrea costes sociales importantes e incluso penas de prisión
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| Alicia Quinzá-Torroja, en la redacción de EL CORREO FOTO: Ramón Escuredo |
Adela Quinzá-Torroja dirige desde julio de 2009 el Institutuo Galego de Seguridade e Saúde Laboral (ISSGA), un organismo técnico -adscrito a la Consellería de Traballo pero con representación de sindicatos y empresarios en su gobierno-, que fue creado en 2007 con el objetivo de coordinar las políticas de seguridad, higiene y salud laboral en la comunidad. El ISSGA llega a este Día del Trabajo con una estadística en positivo: en el primer trimestre del año, los accidentes laborales registrados en la comunidad descendieron un 18,7% con respecto a años anteriores. Unos datos que, como matiza Adela Quinzá-Torroja, deben analizarse siempre con prudencia: "Hay una tendencia real de reducción, pero estamos hablando de un tema que afecta a personas, a su integridad física y psíquica, y a la propia vida". Por eso, Quinzá-Torroja prefiere poner el acento en el trabajo previo al siniestro, la prevención de riesgos antes del accidente. "El ISSGA -recuerda- no es sólo un 'cuenta siniestralidad', nos dedicamos a hacer prevención y seguimiento, a informar y a formar". Entre los nuevos proyectos, un programa piloto en materia de riesgos psicosociales: acoso, 'mobbing'... que comenzará a aplicarse en la Administración pública que, en opinión de Quinzá-Torroja, "debe actuar como modelo".
El balance en Galicia habla de un descenso de accidentes laborales, que los sindicatos han atribuído a la caída de actividad. ¿Los datos de siniestralidad repuntarán cuando se recupere la actividad económica?
Yo comparto el no optimismo porque estamos hablando de un tema que afecta a personas, pero es que si nos vamos a los datos objetivos, que son los partes de accidente de trabajo notificados a la autoridad laboral, no solo en número sino en índice de incidencia y, por lo tanto, poniendo en relación el número de accidentes con el volumen de trabajadores expuestos, excepto en algunos sectores, vemos que esa tendencia a la reducción es real y existe. ¿Que cuando haya más trabajadores expuestos, o más trabajo, pueda haber un repunte? Yo entiendo que sería posible: cuando en la carretera hay más tráfico hay una mayor posibilidad de accidente.
¿Cuál es el precio de no cumplir con las normas de seguridad laboral?
Si calculamos el coste de la siniestralidad, al margen de los daños humanos y familiares que son imposibles de reparar, pero contando todos los demás costes sociales de sanidad, de paralización del trabajo, de puesta en marcha de fuerzas de seguridad, técnicos del ISSGA, inspección de trabajo, de costes judiciales -con lo que eso repercute también en la imagen y competitividad de las empresas-, más posibles responsabilidades administrativas en forma de multas, o penales, incluso con penas de privación de libertad, concluimos que invertir en prevención, aunque sea en tiempos de crisis, no sólo es necesario legalmente, sino socialmente, e incluso rentable.
¿Cómo están cumpliendo las empresas gallegas?
En los últimos años se ha notado un impulso importante. Queda mucho por hacer, pero tenemos muchos puntos de encuentro. La Confederación de Empresarios de Galicia, las fuerzas sindicales... estamos todos a una y cosas que antes se discutían, ahora ya no forman parte del terreno de la discusión. No me atrevo a ponerles una nota a las empresas gallegas, porque además sería muy injusto que pasaran malos por buenos y viceversa, pero sí puedo dar las gracias a los que lo están haciendo bien y llamar a que se pongan las pilas los que lo hacen mal, porque socialmente es inadmisible.
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