Alejandra Martins BBC Mundo
"Yo conocí este glaciar cuando tenia 14 años y era una cosa impresionante, un lugar que se visitaba para subirse al hielo y hacer actividades deportivas".
El ingeniero Ricardo Jesús Gómez López es jefe del Parque Nacional Huascarán en el centro de Perú, donde se encuentra el glaciar Pastoruri. En la década del 90 era un oasis invernal que atraía a unos 100.000 turistas cada año. Pero el calentamiento global ha golpeado duramente al Pastoruri y en dos décadas el glaciar se ha encogido a cerca de la mitad.
"Está bastante expuesto y el retroceso en ese tipo de glaciares no protegidos por montañas es mucho más acelerado", explicó Gómez López a BBC Mundo.
"En 2007 se fragmentó en dos partes y el año pasado otra parte de la zona sur del glaciar se dividió, ahora es un glaciar partido en tres".
A pesar de los cambios, las autoridades del parque creen que el público debe seguir llegando hasta el glaciar, aunque por motivos muy diferentes.
El Pastoruri será el centro de una nueva "Ruta del cambio climático", que promete ofrecer a los visitantes otra experiencia única: ver de cerca el impacto irreversible del calentamiento global y ser testigo del glaciar antes de su desaparición, lo que podría ocurrir en poco más de una década.
La agonía del Pastoruri no sólo representa una pérdida para la población local dependiente del turismo. Los glaciares son reservorios que alimentan ríos cuenca abajo.
"Si no tomamos conciencia ahora lo que me preocupa es que las generaciones futuras no solamente no van a tener oportunidad de ver un nevado que ha sido ícono en el Departamento de Áncash. También vamos a tener problemas en abastecimiento de agua".
Menos agua
Algunos residentes locales trataron de aislar el hielo con aserrín para retardar su derretimiento y pintaron de blanco las rocas ahora expuestas para que reflejen la luz solar.
Pero ninguna de estas acciones ha podido detener la inexorable reducción del Pastoruri.
"Me preocupa que las generaciones futuras no solamente no van a tener oportunidad de ver un nevado que ha sido ícono. También vamos a tener problemas en abastecimiento de agua".
"Debería cubrirse una gran superficie con aserrín o paja, los costos serían muy altos, no son métodos aplicables. Hay otras cosas más importantes que debemos hacer para adaptarnos a la disminución de recursos hídricos en el futuro", dijo Gómez López.
Se estima que sólo en el Parque Nacional Huascarán unos 700 glaciares se están reduciendo a diferentes ritmos, en un país que concentra cerca del 70% de los llamados glaciares tropicales.
"La reducción de las masas glaciares significa obviamente una reducción en la disponibilidad del agua para las poblaciones que viven cuenca abajo. Los glaciares en nuestra zona cumplen un rol regulador de los caudales de los ríos principalmente en la época seca. Si los glaciares retroceden el aporte del deshielo que había normalmente ya no se va a producir".
El propio proceso de retroceso hace que se desprendan de las rocas expuestas metales como hierro, que quitan la calidad al agua volviéndola ácida.
Para Gómez López es necesario trabajar no solamente en reservorios o embalses sino en "sembrar agua", reforestando las cabeceras de cuenca con plantas nativas que tienen la capacidad de retener agua.
"También los bofedales son ecosistemas que igualmente cumplen una función de retención de agua, todos estos ecosistemas son vulnerables. En el caso del parque hablamos de la actividad minera que es una amenaza muy fuerte en cabeceras de cuenca y de sobrepastoreo por los pobladores en el interior de las quebradas", dijo a BBC Mundo el jefe del Parque Nacional Huascarán.
Para el experto peruano debe haber proyectos que ofrezcan alternativas a las comunidades para que desarrollen sus actividades fuera de las cabeceras de cuenca.
"Hay otras medidas que se tienen que hacer para adaptarnos a un futuro con disminución de oferta hídrica, como recuperar los ríos que están altamente contaminados. El Río Santa es uno de los ríos más contaminados en el país, a raíz de la minería y de que las poblaciones asentadas a lo largo del río no cuentan con plantas de tratamiento".
Calentamiento en acción
El número de visitantes al Pastoruri fue de poco más de 30.000 personas el año pasado. La reducción ha afectado a vendedores locales que alquilan abrigos o venden alimentos.
"Antes vendía 30 o 40 platos de comida por día", dijo a la agencia EFE Nelisia Tuya mientras revolvía una sopa de yuca y cordero.
"Ahora son dos o tres, cinco o seis como mucho. Y eso que somos menos los que estamos vendiendo", lamentó.
Otros pobladores locales de la comunidad cercana de Catac ya abandonaron sus hogares en busca de trabajo en pueblos y ciudades.
¿Podrá el Pastoruri atraer a los turistas? Para quienes impulsan la "Ruta del cambio climático", que será oficialmente lanzada en marzo, el glaciar tiene una gran ventaja: su fácil acceso. Se ubica a una hora de vuelo de Lima hasta la capital regional Huaraz y luego otra hora en auto para llegar a sus faldas.
Para las autoridades del parque el glaciar tiene una ubicación perfecta para mostrarle al mundo el impacto creciente del calentamiento global.
"Es importante que los escolares, la población en general, los estudiantes y padres de familia tengan la oportunidad de ver aquí como un glaciar va perdiendo masa y vean claramente cómo hay una laguna en pleno proceso de formación, que crece año a año por el retroceso del glaciar", dijo a BBC Mundo el ingeniero Gómez López.
"Es urgente que sobre todo los tomadores de decisión, los que dirigen los destinos de los pueblos tomen conciencia del hecho y se trabaje en proyectos más concretos que permitan a la población tener mayor sensibilidad al uso racional del agua".
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