En estos tiempos se seduce con el corazón, pero
hay que saber elegir a quien. En estos tiempos es mejor querer solo con la cabeza y con los pies bien puestos sobre la tierra. |
PARÍS.- El objetivo es lograr que, en la gran cita de París dentro de dos
años sobre el cambio climático, se selle un acuerdo para reducir las emisiones
de gas de efecto invernadero (GEI) lo suficientemente ambicioso que
permita que las temperaturas no suban más de 2ºC con respecto a la era
preindustrial, después del fracaso en Copenhague en el 2009.
“Debemos actuar ahora” contra
el cambio climático y “Varsovia tiene que demostrar que hemos comprendido el
mensaje”, dijo recientemente la responsable del clima de la ONU, la
costarricense Christiana Figueres.
Desafíos gigantescos
“Es una negociación extraordinariamente difícil”, según el
embajador para el clima de Francia, Jacques Lapouge.
“Hay casi 200 países que tienen que decidir por consenso sobre
desafíos de competitividad, poder, principios, un lugar en la
gobernanza mundial que son absolutamente gigantescos”.
Por decisión de la conferencia de Durban en el 2011, en el acuerdo del
2015 todos los países tendrán que comprometerse, a diferencia del protocolo de
Kyoto que sólo afectaba a los países industrializados, y ser legalmente
vinculante.
Las discusiones se anuncian arduas en lo que respecta al grado de
vinculación legal del texto, un asunto particularmente sensible para los
estadounidenses que son muy reticentes a ratificar un tratado internacional.
Otro punto de fricción es el grado de compromiso que están dispuestas a
asumir las economías emergentes, que enarbolan su derecho al desarrollo
y la responsabilidad de los países industrializados en el calentamiento del
planeta.
Aunque no se espera ninguna decisión
definitiva en la capital polaca, “es importante que logremos allanar las
divergencias y tener mayor claridad sobre lo que las partes tratarán de obtener
en París”, dice Alden Meyer de la ONG estadounidense Union of Concerned
Scientists.
Bases del ambicioso acuerdo
La comunidad internacional
se comprometió en la conferencia de Durban del 2011 a adoptar en el 2015 un
acuerdo global legalmente vinculante también para los mayores contaminadores
como China o Estados Unidos, para reducir las emisiones de gas de efecto
invernadero que entraría en vigor a partir del 2020.
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