11/12/12
Acaba de concluir en Doha la Cumbre Climática convocada por Naciones Unidas, con la presencia de 195 países y 17.000 participantes. Esta fue la cuarta reunión sin resultados concretos y por eso seguimos atascados como en Copenhague (2009), Cancún (2010) y Durban (2011). La diplomacia mundial es incapaz de forjar acuerdos efectivos, mientras nuevas evidencias indican la existencia de un cambio climático, originado no sólo por el aumento de la población (éramos 2.300 millones en 1945 y hoy somos 7.000 millones), sino por el aumento en las emisiones motivadas por la creciente producción de bienes.
En el siglo XX el PBI mundial se multiplicó 19 veces, por eso la producción en el siglo XX fue superior a toda la producción acumulada desde Adán y Eva hasta el año 1900 impulsada por la globalización de la Revolución Industrial, con su difusión en el mundo en desarrollo, especialmente Asia. A pesar de repetidas promesas, las emisiones contaminantes que inciden sobre el clima siguen trepando desde hace décadas, porque las sucesivas reuniones convocadas por Naciones Unidas no han podido definir un sendero efectivo de reducción.
En los últimos días se han difundido siete serias advertencias :
1) La Organización Meteorológica Mundial informa que “entre 1990 y el 2011 la acumulación de gases en la atmósfera ya aumentó un 30 por ciento y los océanos comenzaron a ser afectados”.
2) El Banco Mundial advierte que “avanzamos hacia un incremento de 4 grados en la temperatura global … el nivel de los océanos se está elevando rápidamente debido al derretimiento de las capas de hielo en Groenlandia y Antártida”.
3) El Programa de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente expresa que “el derretimiento del permafrost (capa del suelo que se encuentra congelada permanentemente en los polos) puede causar grandes emisiones CO2 y así causar más calentamiento global”.
4) La Agencia Europea Ambiental comunica que “los glaciares alpinos ya se han reducido a la tercera parte y seguirá esta declinación … la última década fue la más calurosa en Europa desde que existen registros y seguirá el aumento de temperatura”.
5) La Agencia Internacional de Energía indica que “queda poco tiempo y margen para actuar … ya se está cerrando la puerta de los 2ºC …; 4/5 partes de las emisiones tolerables hacia el 2035 ya están comprometidas por fábricas, edificios, centrales eléctricas y vehículos ya existentes; si no se toman medidas para abatir ya las emisiones hacia el 2017, el stock de inversiones entonces existentes habrá comprometido todas las emisiones tolerables hasta el 2035”.
6) El profesor Vicente Barros de la UBA nos alerta que “en la cordillera tenemos recesión en los glaciares, menos caudales hídricos y menos energía; en la Cuenca del Plata, más agua y más inundaciones; al este de los Andes, mayor frecuencia de lluvias intensas”.
7) El Servicio Meteorológico Nacional expresa que “este año ha sido el más caluroso desde que se llevan los registros actuales (año 1961)”.
Las negociaciones son complejas pero es urgente concluirlas, respetando la equidad entre las naciones con distinto grado de desarrollo . El cambio climático ya amenaza a todos, pero las naciones pobres son las más afectadas: un calentamiento de 2 grados por encima de las temperaturas preindustriales podría generar en América Latina, África y Asia una importante reducción de su aptitud productiva.
Parece que cada nación juega a que la solución la den los “otros”, minimizando el esfuerzo propio . Ojalá que la humanidad haga realidad lo que el Papa Benedicto expresara: “las autoridades han de hacer los esfuerzos necesarios para que los costos económicos que se derivan del uso de los recursos ambientales comunes se reconozcan de manera transparente y sean sufragados por aquellos que se benefician y no por las futuras generaciones”.
Es cierto que los líderes políticos de las naciones industrializadas están hoy abrumados por una difícil agenda de carácter financiero, económico y social, pero esta gravedad coyuntural no es excusa válida para comprometer el futuro de las generaciones que habitarán en esta Tierra, que es de todos, no sólo de nosotros sino también de quienes la poblarán en el futuro.
También es hora de que Argentina encare sin demoras una política de Estado entre las fuerzas políticas que contribuya a preservar ambientalmente el único hogar que tenemos en el Universo . Es una buena oportunidad para el diálogo entre los argentinos sobre nuestro futuro. Esperemos que el Gobierno asuma su responsabilidad como gerente del bien común
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http://www.clarin.com/opinion/advertencias-cambio-climatico_0_826717377.html
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