Abre la vía al reconocimiento de la enfermedad profesional a un obrero fallecido
PEDRO GOROSPE - Vitoria - 20/02/2009
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La Inspección de Trabajo de Álava ha concedido, aunque sea a título póstumo, la razón a Francisco Javier Martínez Díaz de Zugazua, el trabajador de 55 años de la planta vitoriana de Michelin que falleció el pasado noviembre a causa de un mesotelioma de pulmón, un tipo de cáncer asociado a la exposición al amianto.
Después de una exhaustiva investigación de nueve meses, su informe no deja lugar a la duda. Michelin Vitoria ha importado cantidades importantes de amianto, lo ha utilizado en la planta de forma masiva en tuberías y lo ha manipulado en mantas de soldadura, además de en tabiques, sin advertir a la plantilla de los riesgos y, por lo tanto, sin protegerles adecuadamente. "No se utilizaban equipos de protección respiratoria por parte de quienes realizaban trabajos de soldadura o reparaciones en tuberías, ni por quienes estaban en el entorno inmediato", señala la Inspección en sus conclusiones.
Francisco Javier, que en su vida sólo trabajó en Michelin, ya lo apuntó a sus allegados: "El polvo de amianto se veía muchas veces en el aire". Y como él, lo decían muchos otros compañeros, que, esta vez sí, han sido escuchados por la Inspección de Trabajo en la investigación que reabrió junto a Osalan en junio pasado.
La resolución oficial abre la vía al reconocimiento del mesotelioma que mató a Francisco Javier como enfermedad profesional. Él ya no se va a beneficiar de esa circunstancia, pero al menos el resto de trabajadores de la planta van a recibir una protección médica que él no tuvo.
La confirmación del manejo que se ha hecho en Michelín de este material cancerígeno, incumpliendo la legalidad vigente, lleva aparejadas una serie de medidas correctoras en materia de salud laboral. La dirección de la planta está obligada a hacer analíticas especiales no sólo a los trabajadores actuales, sino a centenares de trabajadores que han pasado por sus instalaciones y, además, poner en conocimiento de la autoridad de salud laboral las actuaciones que lleve cabo en este ámbito. Y es más que posible que la familia del fallecido reclame a la multinacional un recargo de prestaciones por su responsabilidad en la ausencia de medidas de protección.
El caso es que, en nueve meses, la situación ha dado un giro de 180 grados. Javi, como era conocido por sus familiares y amigos, no logró que Osalan ni la Inspección de Trabajo descubrieran el más mínimo atisbo de amianto en la planta de neumáticos cuando, tras serle diagnosticado el cáncer, solicitó el 11 de septiembre de 2007, una investigación en Michelin.
Osalan mandó a sus técnicos para elaborar un informe y la dirección de la fábrica negó que hubiera existido amianto en sus instalaciones ni en el proceso productivo. De hecho, el informe que Osalan remitió a la Inspección de Trabajo de Álava el 8 de abril de 2008, y que ésta cursó el pasado 24 de abril, llevó a la Inspección a concluir así el expediente: "No existe ningún indicio a la luz de los datos expuestos para deducir un posible origen profesional de la enfermedad que sufre F. J. M.".
Cuando todo parecía perdido y el caso cerrado, EL PAÍS publicó una dictada en noviembre de 2006 por el Tribunal Superior en la que, en una causa por accidente laboral, confirmaba la existencia en 1996 de amianto en Michelin. Este dato reabrió el caso y la investigación.
Osalan volvió a mandar a sus técnicos y, mientras investigaban, la dirección de la empresa cometió la torpeza de mandar iniciar unos trabajos de desamiantado en la planta sin las más mínimas medidas de seguridad. Todo se quedó al descubierto.
La Inspección paralizó las obras y, poco después, el 18 de octubre, Osalan confirmó que, "en contra de lo que indica la dirección de la empresa", la exposición de la plantilla al amianto ha sido generalizada, porque se han incumplido las medidas de seguridad que exige la ley.
El informe de la Inspección de Trabajo cierra el ciclo de la investigación y pone en evidencia toda una estrategia de la multinacional para ocultar la presencia de ese material extremadamente peligroso en sus instalaciones.
Un compañero de Francisco Javier durante los tres últimos años apenas pudo articular palabra al conocer el informe de la Inspección: "En el turno de noche brindaremos por Javi", anunció.
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