El Mundo |20 Mar 2013 - 11:17 pm Experto chileno habla del sector
Las malas prácticas de minería en Colombia no han sido desconocidas en otros países de Latinoamérica. Sin embargo, nuestro país ha sido ajeno a erradicarlas, como lo hicieron Chile y Perú, que en un período muy corto se convirtieron en naciones mineras de talla mundial.
La contaminación de las fuentes con mercurio y otros elementos químicos, así como las protestas de las comunidades en rechazo a los proyectos a gran escala, que son el plato de cada día en Colombia, también se daban en Chile en la década de los noventa, hasta que lograron sentar en una misma mesa a todas las partes para ordenar la casa y expedir una política minera clara, en la que se fijaron la reglas de juego para el sector.
Así lo señaló Iván Cruz, consultor chileno, experto en minería sostenible, quien visitó Colombia para ver algunas iniciativas.
Si bien es normal que exista la preocupación de las comunidades frente a la realización de proyectos que pueden atentar contra actividades agrícolas y ganaderas, Cruz cree que existe desinformación y se ha satanizado el tema.
El grado de daño ecológico en Chile era alto, pero se pudo establecer que la afectación al medio ambiente no era producto de la actividad de minería a gran escala, sino de la minería informal.
“Lo que tuvimos que hacer en Chile fue organizar el tema, ordenarlo. Identificar dónde se encontraban estos sectores mineros ilegales para poder organizarlos, no para perseguirlos ni eliminar este tipo de actividad, porque entendemos que se ha hecho por años, pero de esta forma legalizarla y acompañarla”, explicó.
El Estado, a través de sus organismos pertinentes, el Servicio Nacional de Geología y Minería y la Empresa Nacional de Minería, creó el Pamma (Programa de Asistencia y Modernización para la Minería Artesanal), en el que se incluyó en el catastro a toda la gente que trabajaba en estas condiciones para poder identificarla. Luego se idearon programas de asistencia en la parte técnica, ingenieril y geológica, para poder tener una cuantificación de reservas mineras y poder proyectar una explotación en el tiempo, recalcó Cruz.
Un punto importante para este proceso fue el acompañamiento jurídico. “La gente identificaba un proyecto productivo, y con las coordenadas investigaba si el predio tenía titulación minera; de lo contrario, la solicitaban para ellos y dejaban sin nada al minero que había descubierto el yacimiento”. Esto generó confianza en las comunidades y se pudo titulizar muchos predios.
Frente a esta lectura, el presidente de la Cámara Colombiana Minera, César Díaz, señaló que se requiere de una mesa de concertación y acompañamiento para poder aplicar estos procesos que ya están inventados en países como Canadá, Australia, Sudáfrica, Chile y Perú.
Sin embargo, aquí hay un elemento adicional, que es la minería criminal, la cual realizan grupos al margen de la ley que generan grandes problemas en zonas abandonadas por el Estado.
El presidente de Asomineros, de la Andi, Eduardo Chaparro, considera que el país puede avanzar en la búsqueda de caminos que le permitan llegar a desarrollar una minería sustentable. En este programa se está trabajando con la CCM, Minería a Gran Escala y las compañías que tienen proyectos de exploración.
Las prácticas de Chile son normas aplicables al país, pero se requiere que todas las partes se comprometan, y para ello es fundamental que exista información abierta sobre los proyectos, que se definan reglas claras y el alcance de su desarrollo. Es urgente que en Colombia se erradique el uso del mercurio en la extracción del oro, como hoy se hace en Chile y otros países.
Cruz considera que la minería que se hace en Chile está por encima de los 3.000 metros, pero que cada país es autónomo para definir sus políticas, y éstas deben ser respetadas.
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